Mafalda invita a pensar, sonreír y cuestionar el mundo desde El Sauzal

Mafalda, sentada en su banco tinerfeño, observa en silencio | Foto: AYuntamiento de El Sauzal

Mafalda, sentada en su banco tinerfeño, observa en silencio | Foto: AYuntamiento de El Sauzal

El alcalde, Mariano Pérez, relata que la idea surgió tras una visita familiar a Oviedo, donde se toparon con la figura del personaje de Quino en uno de sus parques.

El municipio tinerfeño de El Sauzal acoge desde este mes de julio una nueva escultura de Mafalda, el icónico personaje de Quino, en un rincón privilegiado del centro cultural. Con esta incorporación, se convierte en el primer pueblo de Canarias en albergar una de las dieciséis estatuas autorizadas en el mundo y la única en una localidad no capitalina de España.

Una gestión de largo aliento

El alcalde de El Sauzal, Mariano Pérez, relata que la idea surgió tras una visita familiar a Oviedo, donde se toparon con la figura de Mafalda en uno de sus parques. «Me impresionó, y pensé: ¿por qué no en nuestro pueblo?», explica. A partir de ahí, comenzó un complejo proceso de negociación con el escultor autorizado por la familia de Quino en Argentina, que solo permite realizar piezas para exhibiciones públicas y abiertas.

«Tardamos cerca de un año en cerrar todos los detalles, pero finalmente lo conseguimos», afirma el regidor. La llegada de la escultura se enmarca en una apuesta decidida por reforzar la identidad cultural del municipio, impulsada también por colectivos locales como la librería Bartolomé, vinculada a la familia del alcalde.

Una localización con mensaje

La ubicación final no fue fruto del azar. «Tuvimos debates sobre si ponerla en la plaza principal o en un lugar más íntimo», cuenta Pérez. La decisión se inclinó por un entorno con fuerte carga simbólica: el área del centro cultural, junto al teatro, rodeada por una casa antigua y con vistas al Teide. «Es un espacio que combina educación, cultura y paisaje, muy adecuado para lo que Mafalda representa», señala.

Mafalda, hoy más vigente que nunca

Pérez destaca que Mafalda llega en un momento global marcado por la incertidumbre y el desconcierto. «Leer sus frases es como repasar titulares de hace unos días», reflexiona. En ese contexto, la presencia de la niña que detesta la sopa y defiende el pensamiento crítico adquiere un valor renovado: «Queremos que quien se siente junto a ella piense, se ría y se cuestione las cosas», resume.

Una pieza que trasciende lo local

Con esta iniciativa, El Sauzal se suma a ciudades como Lima, Caracas, Barcelona o Madrid en rendir homenaje al legado de Quino. Pero lo hace desde una escala diferente: la de un municipio del norte de Tenerife, donde los barrancos conectan sonidos y afectos entre pueblos vecinos, como ocurre con las fiestas que llegan a oírse desde La Matanza. «Eso también es identidad canaria», remata el alcalde.