El presidente de la Asociación Guanches de Güímar celebra la Medalla de Oro de Canarias concedida a los Guanches de Güímar y Candelaria.
La Medalla de Oro de Canarias 2025 reconoce a los colectivos Guanches de Güímar y Candelaria por su papel en la conservación de una de las manifestaciones culturales y religiosas más antiguas y representativas del Archipiélago. Juan Francisco Delgado Pérez, conocido como Pancho y presidente de la Asociación Guanches de Güímar, considera el galardón «un orgullo grandísimo» que rinde tributo a una tradición que se remonta al siglo XIX.
El acto institucional tendrá lugar el 30 de mayo en el Auditorio Alfredo Kraus de Las Palmas de Gran Canaria. Para Delgado Pérez, el reconocimiento no solo honra al colectivo actual, sino a «nuestros antepasados, que iniciaron esta tradición hace más de 150 años y que nosotros seguimos manteniendo con el mismo sentimiento».
Un ritual que no necesita guión
La representación guanche, que tiene lugar cada 7 de septiembre en Güímar —y el 14 de agosto en Candelaria—, conmemora el hallazgo de la Virgen de Candelaria por parte de dos pastores aborígenes. Delgado Pérez relata que se trata de una historia que combina religiosidad y arraigo cultural: «Dos cabreros encuentran una imagen femenina en el llano de la Virgen del Socorro. Intentan espantarla, pero el primero se queda con la mano bloqueada, y el segundo, al que interpreto yo, se hiere con su propia tabona».
El desarrollo de la escena culmina cuando el rey guanche reconoce la naturaleza sobrenatural de la imagen y se produce un momento simbólico de «liberación», en el que los personajes recuperan el movimiento y la herida desaparece. La representación finaliza con la bajada de la Virgen hasta el poblado, donde se produce la célebre súplica de «socorro» que da nombre a la advocación.
Lo que más emociona a Delgado Pérez es precisamente ese instante: «Cuando sientes que te liberas, que algo de arriba te toca. Es un momento en el que se te cura todo, donde demuestras alegría profunda». También destaca el acto íntimo del 8 de septiembre en la iglesia, que considera «más nuestro», reservado a los participantes y familiares.
Una herencia que se transmite sin esfuerzo
Delgado Pérez afirma que la representación no se ensaya: «Cada uno sabe lo que tiene que hacer. Es una tradición que nos han transmitido nuestros padres, y a su vez nosotros la pasamos a nuestros hijos». Su familia participa desde siempre: su hermano interpreta al personaje de la piedra, su primo a Mencey Acaymo, y sus dos hijos —de 21 y 28 años— también forman parte del colectivo.
La Asociación cuenta con más de 200 personas activas entre hombres, mujeres y niños. «Lo vivimos con pasión. No es un sacrificio, al contrario: es un privilegio poder representar a nuestros ancestros y a nuestra Virgen», afirma. Añade que incluso se hace una ceremonia de presentación de los recién nacidos, vestidos de guanches, ante la Virgen, «una tradición muy bonita que sigue atrayendo a nuevas generaciones».
Dos celebraciones paralelas, un mismo mensaje
Aunque las representaciones de Güímar y Candelaria comparten el relato central, Delgado Pérez subraya que cada una tiene su estilo: «Somos dos cosas iguales, pero cada una con su identidad». Si bien hay vínculos personales y algunos guanches de Güímar participan en Candelaria, «cada municipio mantiene su forma de interpretar la tradición».
Entre las actividades que desarrolla la Asociación Guanches de Güímar, destaca una representación infantil cada cinco años y la presentación de la Virgen a los menceyes de toda la isla en la Cueva de Chinguaro. «Son actos diferenciales que enriquecen nuestra celebración y que intentamos mantener vivos», afirma.
Una distinción compartida por todo un pueblo
La Medalla de Oro de Canarias, asegura Delgado Pérez, «no solo es para nosotros, sino para todo el pueblo de Güímar, que se ha volcado con muestras de cariño y orgullo». Reitera que el valor de esta tradición reside en su capacidad de transmitir sentimiento de comunidad, historia y espiritualidad sin necesidad de grandes medios: «Esto no es un espectáculo, es identidad. Lo hacemos desde dentro, sin guiones ni ensayos, porque lo llevamos en el corazón».
El reconocimiento institucional llega en un momento en el que muchas manifestaciones populares luchan por sobrevivir. Sin embargo, Delgado Pérez es optimista: «Tenemos cantera, cada vez llega más gente joven. Hay futuro para los Guanches de Güímar y para esta tradición que nos une a todos los canarios».