Barrios Orquestados necesita 120.000 euros para evitar el cierre de un proyecto

Concierto de Barrios Orquestados | Foto: BBOO

Concierto de Barrios Orquestados | Foto: BBOO

Su fundador, José Brito, señala que «las instituciones valoran nuestro trabajo, pero sin respaldo estructural, no podremos continuar».

El sonido de violines, chelos y flautas que durante trece años ha llenado los patios escolares de barrios periféricos de Canarias podría extinguirse si no se logra reunir, en cuestión de semanas, 120.000 euros. Esa es la cantidad mínima que necesita Barrios Orquestados para evitar su desaparición. José Brito, fundador y director del proyecto, lanza una campaña urgente de crowdfunding y un mensaje claro: «No podemos permitir que un proyecto como este desaparezca por falta de financiación».

Barrios Orquestados nació con una misión: llevar educación musical gratuita y de calidad a niñas y niños de zonas con menos recursos. Desde entonces ha formado a más de un millar de alumnos y se ha consolidado como uno de los programas pedagógicos y culturales más innovadores del país. Ha sido reconocido por UNICEF, por la Casa Real y por numerosas instituciones. Pero hoy se enfrenta al mayor reto de su historia: sobrevivir.

Una campaña decisiva y abierta a todos

La campaña de crowdfunding, lanzada a través de la plataforma Goteo, busca sumar pequeñas y grandes aportaciones en los próximos dos meses. «Vamos por buen camino, pero aún estamos por debajo del ritmo necesario», explica Brito. «Estas campañas tienen un primer impulso fuerte y luego una meseta. Por eso necesitamos mantener la visibilidad, que la gente siga compartiendo, colaborando y creyendo».

El director del proyecto se muestra optimista, pero realista. «No es una campaña de todo o nada. Si no llegamos a los 120.000, cada euro aportado cuenta, pero necesitamos acercarnos lo máximo posible para garantizar la continuidad de nuestras actividades», afirma.

Un impacto que va mucho más allá de la música

Brito subraya que el objetivo de Barrios Orquestados nunca ha sido formar músicos profesionales, aunque algunos alumnos lo han conseguido. «Lo que buscamos es generar oportunidades, autoestima, disciplina y comunidad. La música es la herramienta, pero el verdadero propósito es educativo y social».

Algunos antiguos alumnos han terminado estudios musicales superiores y hoy trabajan como profesores dentro del propio proyecto. «Eso demuestra que este trabajo genera un círculo virtuoso», dice Brito con emoción. «Niños que jamás soñaron con tener un violín en las manos, hoy enseñan a otros a tocar».

Una precariedad estructural insostenible

A pesar de su éxito y reconocimiento, Barrios Orquestados ha vivido en una constante fragilidad financiera. «Hemos sobrevivido a base de convenios anuales, ayudas que llegan tarde o que se reducen sin previo aviso. Así no se puede planificar un proyecto serio», lamenta el fundador.

Brito insiste en que las administraciones públicas deben asumir su responsabilidad. «Nos reunimos con políticos, con técnicos, con instituciones que valoran enormemente nuestro trabajo, pero que no ofrecen garantías estables. Necesitamos ayudas plurianuales, estructuras de financiación sólidas. No podemos depender de la incertidumbre año tras año».

El apoyo de la sociedad civil y la cultura

Frente a esta precariedad institucional, la respuesta ciudadana ha sido ejemplar. Empresas, colectivos y festivales han comenzado a movilizarse. Uno de los gestos más significativos llega del festival Sonora, que donará íntegramente la recaudación de la final de su concurso de bandas el próximo 9 de mayo a Barrios Orquestados. «Es una muestra de que la cultura puede salvar a la cultura», dice Brito.

También empresas como Disa han confirmado aportaciones directas. «Son válvulas de oxígeno que nos animan a seguir. Cada gesto cuenta», asegura el director, quien insiste en que «la sociedad está mucho más comprometida de lo que a veces creemos».

José Brito hace un llamamiento: «Si valoramos la educación, la igualdad de oportunidades y la cultura como motor de transformación social, este es el momento de actuar». Y concluye: «Barrios Orquestados no es solo un proyecto de música. Es un proyecto de país. Y un país que deja caer iniciativas así, pierde parte de su futuro».