«Costas Afortunadas nace para que los canarios vuelvan a mirar el mar como parte de su vida», dice Toni Acosta, director general de Costas y Gestión del Espacio Marítimo Canario.
El director general de Costas y Gestión del Espacio Marítimo Canario, Toni Acosta, presenta Costas Afortunadas como «una forma de poner en valor nuestra forma de vivir el litoral». El plan, impulsado por la Consejería de Obras Públicas, Vivienda y Movilidad del Gobierno de Canarias, recorre los principales núcleos costeros del Archipiélago para rescatar su legado cultural, ambiental y etnográfico mediante acciones participativas. En cada isla se representan escenas que evocan la relación ancestral del pueblo canario con el mar.
La iniciativa arrancó en Tufia (Gran Canaria) y llegará a enclaves como Famara (Lanzarote), La Restinga (El Hierro), Bocacangrejo (Tenerife), El Póris de Candelaria (La Palma), La Graciosa y Playa de Santiago (La Gomera). En cada uno de ellos se celebran recreaciones teatrales, charlas, exposiciones y encuentros con vecinos que reviven episodios históricos o cotidianos vinculados a la vida marina y costera.
De la cultura viva al planeamiento
Más allá de lo artístico y emocional, Acosta insiste en el carácter estratégico de Costas Afortunadas. «Esto no se queda en una puesta en escena. Estamos hablando de acciones que generan conciencia, sí, pero también condiciones para reclamar una legislación adaptada a nuestras costas», afirma. Desde enero de 2023, Canarias tiene transferidas las competencias en gestión litoral, pero sigue operando bajo una ley estatal que no recoge su realidad insular y fragmentada.
«Seguimos siendo tratados como si fuésemos una comunidad peninsular más, cuando no compartimos con ninguna el hecho de que el mar sea parte estructural de nuestro territorio», denuncia. Por ello, se está elaborando una ley canaria de costas con el objetivo de integrar los valores identitarios, paisajísticos y sociales del litoral. «Hemos sentido más comprensión en Europa que en el Estado español», advierte Acosta.
Una respuesta desde la comunidad
El proyecto cuenta con la implicación de asociaciones culturales como Salsipuedes, responsables de las dramatizaciones locales, así como con el apoyo de los municipios anfitriones. «En cada cita se implica a los vecinos y vecinas, a quienes han vivido y trabajado en la costa, a los que tienen memoria oral. Ellos son los protagonistas reales», explica el director general.
Estas actividades buscan, además, involucrar a nuevas generaciones en la defensa de su patrimonio natural y humano. «Queremos que los jóvenes, muchas veces alejados del territorio, salgan de las pantallas y descubran que aquí, en estos paisajes, están sus raíces», sostiene Acosta. La próxima parada será en Famara, donde el proyecto continuará su viaje por las ocho islas.
La costa como espacio político y emocional
Costas Afortunadas se define como una propuesta de planificación sensible, capaz de conectar relato, territorio y comunidad. Según Acosta, «la costa no es solo un recurso natural ni un atractivo turístico: es parte de nuestra historia, es un lugar cargado de afectos, conflictos y memoria». El plan, que se desarrollará hasta 2026, pretende consolidar un modelo de gestión territorial basado en la participación y en el reconocimiento del litoral como un bien común y cultural.
«Este proyecto no termina con la última representación. Queremos dejar una huella, abrir camino para políticas que entiendan la costa como lo que realmente es para nosotros: la forma que tiene Canarias de mirarse al espejo», concluye.