Medalla de Oro de Canarias 2025 por su labor en educación emocional y duelo infantil, afirma que «La escuela no puede seguir enfadada con el dolor, la muerte y la pérdida».
El psicopedagogo Calixto Herrera, trabajador de los servicios centrales de la Consejería de Educación, Formación Profesional, Actividad Física y Deportes del Gobierno de Canarias, ha sido distinguido con la Medalla de Oro de Canarias 2025. La distinción reconoce su trayectoria profesional y, especialmente, su labor en la creación y desarrollo del proyecto «Orugas y mariposas», una iniciativa pionera que aborda la educación emocional y el acompañamiento del duelo en las escuelas del archipiélago.
Herrera, emocionado tras conocer el reconocimiento, explica que «esta medalla no es solo mía: está hecha del dolor y del alma de muchos niños, niñas y familias que hemos acompañado a lo largo de los años». Según detalla, los primeros rostros que acuden a su memoria al recibir la noticia son los de menores que ya no están, «nombres con historias concretas que compartieron con nosotros su sufrimiento y su capacidad de resistir».
Una pedagogía que no le da la espalda al dolor
El programa «Orugas y mariposas», impulsado oficialmente desde 2013, nace con el objetivo de formar al profesorado para que aborde la muerte, la pérdida y el duelo desde una perspectiva educativa. Herrera recuerda que durante décadas la escuela evitó estos temas, manteniendo —según sus palabras— «una relación de enfado con el dolor y la muerte». Frente a ello, propone una mirada que incluya estos elementos como parte de la vida y del proceso formativo integral del alumnado.
La metáfora que da nombre al programa proviene de la tanatóloga Elisabeth Kübler-Ross, quien interpretó los dibujos de mariposas hallados en un campo de concentración nazi como símbolo de transformación. «La oruga representa los momentos de dolor profundo en los que apenas podemos avanzar. La mariposa, en cambio, es el renacer, el volver a sentir vida después de la pérdida», explica Herrera, quien ha adaptado este enfoque al contexto educativo canario.
Escuchar, acompañar y dar permiso para sentir
A través del proyecto, los centros educativos reciben recursos para intervenir en situaciones de duelo desde infantil hasta secundaria. El psicopedagogo insiste en la importancia de generar espacios de escucha y diálogo: «Muchas veces lo primero que necesita un niño que ha perdido a su madre, a su abuela o a su mascota es que alguien se siente a su lado, que le dé permiso para llorar y le diga que lo que siente está bien».
Herrera destaca el uso del cuento como herramienta para que el alumnado pueda verbalizar sus emociones, así como la incorporación de estrategias adaptadas a cada edad. Todo ello se traduce en una mejora del bienestar psicosocial y la resiliencia tanto del alumnado como del entorno escolar. «La salud mental empieza también por reconocer que hay momentos de tristeza y que no hay que esconderlos bajo la alfombra», resume.
Un homenaje al sistema educativo en tiempos difíciles
El educador canario dedica de forma explícita esta distinción al sistema educativo de las islas. «El día 30, cuando se entreguen las medallas, yo la dedicaré con todo mi cariño a las escuelas, a las familias, a los niños y niñas, y al profesorado. Son auténticos héroes, sobre todo en los momentos difíciles que hemos vivido y seguimos viviendo», señala. Añade que muchos docentes han sido claves para que este proyecto se expanda y permanezca, «porque creyeron en él cuando hablar de la muerte en el aula parecía imposible».
La Medalla de Oro de Canarias llega como un reconocimiento a un trabajo silencioso, muchas veces invisible, que ha tocado la vida de cientos de niños y niñas en situación de pérdida. Para Calixto Herrera, el mensaje es claro: «No podemos decir que educamos para la vida si dejamos fuera la parte más difícil de vivir». Con su trabajo, ha logrado que las escuelas del archipiélago den un paso firme hacia una educación más humana, empática y consciente del valor de cada experiencia vivida.