Antonio Ramos, presidente de la Sociedad Cultural, Recreo y Deportes Torrelavega de Lanzarote, celebra el reconocimiento institucional más alto que concede Canarias con un repaso apasionado a los casi 80 años de historia.
«Nos emociona, nos honra y nos da fuerza». Así define Antonio Ramos, presidente de la Sociedad Cultural, Recreo y Deportes Torrelavega, lo que supone para su colectivo recibir la Medalla de Oro de Canarias 2025, que será entregada el próximo 30 de mayo en el Auditorio Alfredo Kraus de Las Palmas de Gran Canaria.
La noticia la recibe de manos del presidente del Gobierno canario, Fernando Clavijo, quien —según recuerda— conoce bien la entidad: «Ha venido varias veces, como también lo han hecho otros presidentes y muchas personalidades del mundo de la cultura y la política. Esta medalla no es mía, es de toda la sociedad».
Torrelavega es una institución única. Fundada en 1944 como club de fútbol, se transforma en los años 70 en una sociedad multidisciplinar que incorpora deporte, cultura y recreo como ejes esenciales de su actividad. «Comenzamos como el Club Deportivo Torrelavega, pero al llegar José Suárez Suárez a la presidencia, la sociedad se amplía hacia lo cultural. Y entonces estalla todo: exposiciones, conferencias, conciertos, actividades sociales. Nos convertimos en un espacio de encuentro para toda la isla», explica Ramos.
Una historia que nace en la calle y se expande por toda la isla
Ubicada en la calle Triana número 8 de Arrecife, la sede de la sociedad es hoy un lugar emblemático. «Es una sociedad abierta, un lugar donde confluyen todas las clases sociales, todas las sensibilidades. Es parte del alma de Lanzarote», dice su presidente. La elección del nombre tiene una curiosa anécdota: «La sociedad nace en el barrio de La Vega y, cerca, había una gran torre de una antigua fábrica de alcohol. De ahí el nombre. Luego, al registrarnos como sociedad cultural, nos dimos cuenta de que coincidía con una ciudad de Cantabria. Pero para nosotros Torrelavega es Lanzarote», aclara.
Desde sus inicios, el Torrelavega no ha parado de crecer como espacio de referencia. «Por aquí han pasado todos. Hemos hecho ciclos como “Arrecife, el hombre y el mar”, exposiciones sobre la cultura del agua, las salinas, la pesca. Y todos nuestros grandes artistas han pasado por aquí: Taburiente, Benito Cabrera, José Manuel Ramos, Domingo Rodríguez El Colorao, Melié, los Corujo…».
César Manrique, socio, amigo y símbolo
Una figura clave en la historia del Torrelavega es César Manrique, quien participó como socio desde sus orígenes. «Era una persona muy nuestra, muy cercana. No venía a menudo, pero cuando lo hacía, siempre aportaba», recuerda Ramos. El artista dio en la sede del Torrelavega la que se considera su primera conferencia sobre medio ambiente. Además, en los años 90 regaló personalmente a la sociedad el logotipo que todavía se utiliza hoy: «Lo diseñó en su casa y nos lo entregó como quien entrega un tesoro. Así era César: comprometido, generoso, profundamente arraigado a esta tierra».
Deporte, cultura y compromiso social: todo suma
Aunque el foco actual esté en lo cultural, el deporte ha sido y sigue siendo parte esencial de la identidad de la sociedad. «Hemos tenido equipo de fútbol, de lucha, de balonmano femenino en Primera División, y muchas otras disciplinas. Por aquí han pasado deportistas que hoy son referentes nacionales», detalla Ramos.
La gestión, sin embargo, no es sencilla: «No hay recursos públicos suficientes. Aquí nadie cobra. Se hacen rifas, se vende lotería, se busca apoyo donde se puede. Esto se mantiene gracias al amor por la cultura y la voluntad de mucha gente buena», afirma.
Ramos, que actualmente cumple dos años como presidente, recuerda que ha estado vinculado a la sociedad desde joven. Primero como jugador de fútbol, luego como vicepresidente desde los años 70. «He trabajado con todos los presidentes y con personas fundamentales como Félix Arraez, Mateo Cabrera o Carlos Quintana. Esta medalla también es suya», asegura.
La cultura como garantía de futuro
Para Ramos, lo más importante de este reconocimiento no es el pasado, sino lo que permite proyectar hacia el futuro. «Un pueblo sin tradición está condenado a desaparecer. Y eso lo dijo César. Nosotros defendemos nuestras costumbres, nuestras raíces y nuestra forma de entender la cultura desde lo cercano, lo auténtico, lo insular», afirma.
Y concluye: «Esta medalla no es un premio, es un impulso. Vamos a seguir trabajando, con más fuerza que nunca, para que el Torrelavega siga siendo el corazón cultural y deportivo de Lanzarote. Y, por qué no decirlo, de toda Canarias».