Proyecto Hombre detecta consumo de cocaína en adolescentes canarios

Llas drogas han cambiado, los entornos también, y los recursos para atender a menores en situación de riesgo son todavía insuficientes. | Foto: Pixabay

Llas drogas han cambiado, los entornos también, y los recursos para atender a menores en situación de riesgo son todavía insuficientes. | Foto: Pixabay

Su directora, María del Carmen Lázaro, alerta de un cambio preocupante en los perfiles de consumo entre adolescentes y exige recursos especializados para afrontar esta realidad.

«Hace unos años los menores llegaban con consumo de hachís. Hoy vemos a chicos de 14 años que consumen cocaína». Así lo afirma María del Carmen Lázaro, directora de Proyecto Hombre Canarias, en una entrevista donde analiza el nuevo Plan Estratégico 2025-2027 de la entidad y lanza una llamada de alerta sobre el repunte de las adicciones entre la población juvenil. Su diagnóstico es que las drogas han cambiado, los entornos también, y los recursos para atender a menores en situación de riesgo son todavía insuficientes.

Proyecto Hombre Canarias atiende actualmente a jóvenes de entre 14 y 18 años a través de programas como «Nova» y «Reiníciate», orientados a la prevención e intervención en casos de consumo de sustancias, adicción a las tecnologías y comportamientos de riesgo. «El perfil del menor con adicciones ha evolucionado mucho. Ya no hablamos solo de cannabis, sino de cocaína, alcohol, anfetaminas y problemas serios con el uso del móvil y las redes», explica Lázaro.

Una emergencia invisible

Uno de los grandes déficits que denuncia la directora es la falta de recursos residenciales específicos para menores con problemas de adicción. «Cuando un adolescente no puede contener el consumo en su entorno familiar o social, necesitamos una comunidad terapéutica adaptada a su edad. Pero eso no existe en Canarias. Estamos obligados a buscar soluciones parciales o enviar a los menores fuera», lamenta.

Lázaro señala que el aumento de casos ha sido muy significativo desde la pandemia. «Hemos detectado un 20% más de menores con consumo de cocaína respecto a años anteriores. Y aunque el número de casos de fentanilo no es aún preocupante, ya hemos atendido a dos jóvenes en Gran Canaria con ese perfil, lo que nos indica que la alerta no puede esperar», afirma.

Un nuevo plan estratégico para una realidad más compleja

Ante este escenario, Proyecto Hombre Canarias diseña su Plan Estratégico 2025-2027, que se centrará en tres ejes: prevención adaptada a nuevos formatos de consumo, intervención temprana con adolescentes y fortalecimiento de recursos terapéuticos. «Tenemos que adaptarnos a una sociedad donde el acceso a las drogas —legales e ilegales— es más fácil que nunca, y donde muchas familias no identifican a tiempo los síntomas del problema», advierte.

El plan también plantea una revisión de los modelos de tratamiento para adultos y el refuerzo de programas laborales y de reinserción social. «En un contexto con una alta tasa de desempleo y pobreza estructural, la adicción se convierte en una vía de escape que termina atrapando. Nuestro trabajo es ayudar a la persona a reconstruirse, con herramientas reales para su autonomía», añade.

El alcohol, la droga silenciosa más aceptada

Otro de los aspectos destacados por Lázaro es la normalización del consumo de alcohol. «En Canarias, el alcohol es la segunda droga más consumida y sigue tratándose como algo culturalmente aceptado. Pero está presente en casi todos los perfiles de adicción que atendemos, especialmente entre adolescentes. El problema empieza con una copa en casa o una botella compartida en un parque, y acaba con consumos compulsivos que derivan en cocaína u otras sustancias», señala.

Desde Proyecto Hombre insisten en la importancia de abordar el alcoholismo con la misma seriedad que otras adicciones, sin minimizar sus efectos destructivos. «No podemos seguir enviando el mensaje de que el alcohol es inofensivo porque es legal. Tiene un impacto brutal en el desarrollo físico y emocional de los menores», asegura.

Educación digital, la otra adicción emergente

La directora también destaca el crecimiento de las adicciones tecnológicas, especialmente al móvil, en población infantil y juvenil. «La adicción al móvil no requiere salir a la calle ni comprar nada. Está en el bolsillo, disponible 24/7. Y eso lo hace aún más peligroso», afirma. En este sentido, Proyecto Hombre ha puesto en marcha programas de prevención familiar que promueven el uso responsable de dispositivos y redes sociales. «No se trata de prohibir, sino de pautar, negociar tiempos y generar espacios sin tecnología, como la hora de la comida o el descanso», recomienda.

Más apoyo estructural

Proyecto Hombre Canarias, con sedes en Tenerife y Gran Canaria, trabaja también con personas adultas, en colaboración con servicios sociales, centros de salud, prisiones y entidades comunitarias. Atiende cada año a cientos de personas en procesos de rehabilitación, a través de programas de centro de día y comunidades terapéuticas. Sin embargo, Lázaro insiste en que se necesita más apoyo estructural. «Las adicciones cambian, pero las respuestas no pueden llegar tarde. Necesitamos recursos, formación y compromiso político para atender esta emergencia social», concluye.