La catedrática de Historia del Arte de la Universidad de La Laguna, María Isabel Navarro Segura, señala que esa fue la originalidad que permitió el reconocimiento como Ciudad Patrimonio de la Humanidad
La catedrática de Historia del Arte de la Universidad de La Laguna, María Isabel Navarro Segura, recuerda que el Ayuntamiento lagunero creó la primera delegación municipal de Patrimonio de España tras la aprobación de la Ley del Patrimonio Histórico, con la convicción de que la ciudad «merecía llegar a conseguir» el reconocimiento de la Unesco.
Sin embargo, durante una década se presentan dos propuestas que no prosperaron porque «no correspondían a un valor universal que fuera único», hasta que su investigación permitió demostrar que «La Laguna fue el primer experimento antes de la formulación de los trazados que se han considerado, muchos años después, el trazado de la villa clásica americana, con planta en damero, todas esas manzanas iguales a sí mismas, etcétera».
Trazado con instrumentos náuticos y utopía social
La catedrática subraya que la ciudad se proyecta «justo en el momento de la singladura a América» por un personaje que acompaña a Colón y que emplea instrumentos de navegación para el diseño urbano: el astrolabio náutico, con sus círculos y radios, y un «acordelado de la ciudad a través de un sistema de calles completamente rectas» que hoy puede verificarse con cartografía computerizada.
Pero insiste en que «lo más importante, que siempre se olvida, es que se trataba de un modelo de utopía social», con manzanas donde convivían un capitán de conquista, un propietario de tierras, un oficio y otros pobladores, según un sistema acordado con la Corona que inaugura un modo de ordenar los territorios de ultramar.
De ciudad universitaria a patrimonio turístico
Navarro recuerda la Laguna de su juventud como una ciudad «de curas y clérigos y estudiantes» en la que la función universitaria era dominante y el turismo apenas tenía peso. La declaración de la Unesco obligó al Ayuntamiento a «mirar a su patrimonio» y desplegar acciones para garantizar los «derechos intergeneracionales», es decir, que las generaciones futuras puedan vivir en «una ciudad que es fiel a sí misma». En ese contexto, insiste en que «la autenticidad de esa ciudad sea preservada por encima de todo» es el reto más difícil, porque exige compatibilizar la vida contemporánea con valores históricos que deben seguir siendo visibles en el tiempo.
Gentrificación y expulsión de estudiantes y vecinos
La historiadora del arte advierte de la fuerte presión que soporta el casco histórico por el auge del turismo y las nuevas formas de alojamiento. Constata que ya en la actualidad es impensable que la mayoría del alumnado pueda residir en la ciudad por el encarecimiento de los precios y resume la situación con una frase contundente: «Se ha producido lo que se conoce como gentrificación y ya ni la gente que ha vivido toda la vida pueden vivir en ella». A ello se suma la expansión del alquiler vacacional, que compite con el uso residencial y modifica la vida cotidiana del casco.
El desafío político de preservar la autenticidad
Navarro subraya que gestionar una ciudad patrimonial «compromete enormemente la gestión de un ayuntamiento», obligado a equilibrar intereses económicos, turísticos, residenciales y culturales en un espacio limitado. Reclama que las instituciones asuman ese reto con decisión y transparencia: «Realmente hay que ser muy claros en las políticas y apostar desde luego por las medidas que garanticen esa permanencia en el tiempo de los valores que se han protegido». Solo así, concluye, La Laguna podrá seguir siendo, a la vez, una ciudad viva y un referente internacional del urbanismo histórico.
Llave de la Ciudad
Navarro ha recibido la Llave de la Ciudad en reconocimiento a su papel fundamental en la declaración de La Laguna como Ciudad Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Explica que la distinción fue una sorpresa, pues no la esperaba cuando acudió al salón de plenos municipal para impartir una conferencia sobre el proceso, los retos y las propuestas de futuro, y que fue allí donde, para su sorpresa, el alcalde le hizo entrega de ese premio, que es «un premio enorme».