La fatiga pandémica afecta de forma distinta según sexo y edad

Hablamos con Raquel Polo, psiquiatra de Hospitales Universitarios San Roque Maspalomas y Vecindario, sobre cómo incide la covid-19 en la salud mental de los canarios.

La fatiga pandémica afecta de forma muy desigual según el sexo, la edad o las condiciones económicas que se tengan, según destaca Raquel Polo, psiquiatra de Hospitales Universitarios San Roque Maspalomas y Vecindario. 

Así, uno de los grupos particularmente afectados son las mujeres, que han sufrido durante estos últimos meses mayores casos de violencia de género y han tenido que recurrir en mayor medida a los recursos de apoyo. La especialista señala que no es solo un problema de España, sino que afecta de forma similar a todos los países. 

Además, en el caso de las mujeres, la pandemia ha afectado de forma especial a las embarazadas, con un incremento en los casos de depresión y ansiedad postparto debido al menor apoyo social y el miedo a los contagios

Niños y mayores

En los niños y adolescentes se ha observado una mayor incidencia de la depresión y la ansiedad, con algún incremento en los ataques de pánico. En una buena parte de ellos se observa un menor nivel de satisfacción vital, lo que explica que se hayan triplicado las demandas de primeras consultas “debido a la pérdida de relaciones sociales”.

Sin embargo, las personas mayores no han presentado mayor incidencia de depresión y ansiedad, aunque sí una mayor repercusión de a la pérdida de salud debido al confinamiento, sobre todo aquellos que no han hecho un esfuerzo por mantenerse en forma. A las personas dependientes, el confinamiento los ha hecho aún más dependientes.

Niveles socioeconómicos

Por estrato socioeconómico, la pandemia ha afectado más a las personas con menos recursos, particularmente a las que ya contaban con una persona con trastorno mental en la familia o bien porque han visto como alguno de los miembros debutaba en ellas. 

Polo señala que las familias con un nivel socioeconómico más elevado pueden permitirse psicoterapeutas y psiquiatras de la sanidad privada, pero en personas que se han quedado en paro o que sufren dificultades económicas ven perjudicada su salud al no poder afrontar los gastos extras que puede ocasionar la pérdida de la salud mental.