El impulsor del Movimiento OFF, Diego Hidalgo Demeusois, reclama una desescalada digital en todos los ciclos escolares, el establecimiento de una edad mínima legal para acceder a smartphones y la prohibición del uso de redes sociales entre menores.
El impulsor del Movimiento OFF, Diego Hidalgo Demeusois, reclama una desescalada digital en todos los ciclos escolares, el establecimiento de una edad mínima legal para acceder a smartphones y la prohibición del uso de redes sociales entre menores. Asegura que «la evidencia científica ya es suficiente para restringir al máximo el uso de estos dispositivos por parte de los menores».
Una máquina que erosiona nuestras capacidades
El Movimiento OFF surge de un manifiesto internacional firmado por cientos de personalidades que alertan sobre «el punto crítico» al que ha llegado la humanidad respecto al uso de la tecnología. Hidalgo explica que el móvil se ha convertido en una «máquina de distracción masiva, de extracción de datos y de externalización cognitiva» que deteriora funciones como la memoria, la orientación o la capacidad de reflexión. «La salud mental de los menores está pagando un precio muy alto por esta hiperconexión», afirma.
Reivindicaciones claras: edad legal y desescalada digital
Desde el Movimiento OFF se promueve una serie de medidas concretas: una edad mínima legal para el uso del smartphone, la prohibición del acceso a redes sociales para menores y la retirada de dispositivos digitales en el aula. «Digitalizar las escuelas no es sinónimo de progreso», subraya Hidalgo. A su juicio, el uso generalizado de tablets en las aulas está asociado con un descenso del rendimiento académico en varias comunidades autónomas españolas.
No hay compatibilidad posible
Para Hidalgo, el argumento de compatibilizar el móvil con el aprendizaje es insostenible. «La industria ha promovido el mito del uso responsable, cuando los dispositivos están diseñados para lo contrario», asegura. Pone como ejemplo el tabaco: «Durante años nos preguntamos cuántos cigarrillos podía fumar un menor; hoy sabemos que la única respuesta válida es cero».
Las familias también deben actuar
El impulsor del Movimiento OFF reconoce que la batalla no puede librarse solo en los centros educativos. «Si el menor llega a casa y ve a sus padres pegados al móvil, el esfuerzo educativo se viene abajo». En este sentido, recomienda establecer barreras claras: «Nada de móviles en la mesa, ni en el dormitorio». Sugiere, incluso, sustituir el teléfono por un despertador tradicional para evitar su presencia en la mesilla de noche.
Una revolución cultural pendiente
Hidalgo concluye que «estamos haciendo mal la cuenta de costes y beneficios» en nuestra relación con la tecnología. Por eso reclama un cambio cultural que empiece por reconocer la vulnerabilidad de adultos y menores. «El mejor control parental es que los menores no tengan smartphones. Existen teléfonos básicos sin acceso a internet que no deterioran la salud mental».