Pedro Díaz, enfermero de la Dirección General de Salud Pública, recuerda que la educación en salud «comienza en la infancia y se extiende a toda la familia».
El Programa ALIPA, siglas de «Alimentos a la palestra y actividad física», es una de las principales herramientas del Gobierno de Canarias para combatir la obesidad infantil y promover estilos de vida saludables desde la escuela. Desarrollado por la Dirección General de Salud Pública en coordinación con la Consejería de Educación, se aplica ya como proyecto piloto en 40 centros educativos de todas las islas, con vistas a una futura expansión.
Pedro Díaz, enfermero de la Dirección General de Salud Pública, explica que se trata de una iniciativa incluida en el Plan de Prevención de la Obesidad y centrada en la alimentación equilibrada, la promoción de la actividad física y la educación emocional. El enfoque es integral: involucra al alumnado, al personal docente y no docente, y también a las familias.
Talleres en el aula y recursos para el hogar
El programa se articula en torno a quince talleres especialmente diseñados para el primer ciclo de primaria, aunque se extenderá gradualmente al segundo y tercer ciclo. Un tercio de los talleres está dedicado a la alimentación saludable y sostenible; otro, a fomentar la actividad física; y el último, a la gestión emocional: «Cada taller incluye una parte que se trabaja en casa, para que la familia también se implique»
Las actividades se complementan con materiales de apoyo para el profesorado, guías para padres y programas audiovisuales. Uno de los elementos más atractivos es una serie de talleres de cocina grabados, protagonizados por marionetas, donde se enseñan recetas sencillas y saludables como granola casera sin azúcar, paté de berenjena o tortitas de avena.
Romper el sedentarismo y moverse más
Pedro Díaz pone el acento en la necesidad de distinguir entre la inactividad física y el sedentarismo. «Una niña puede cumplir con los 60 minutos diarios de ejercicio recomendados y, aún así, pasar el resto del día sentada frente a una pantalla», advierte. Por eso, el programa también introduce estrategias para realizar «descansos activos» en el aula y en casa, fomentando pequeños momentos de movimiento que contrarresten las largas horas de sedentarismo: «Inactividad y sedentarismo son riesgos independientes. Hay que actuar sobre ambos»
Para ello, ALIPA proporciona una guía específica con propuestas lúdicas y adaptadas a la edad de los escolares, que también pueden utilizarse en el entorno familiar.
Alimentarse mejor desde lo natural
El programa enfatiza el consumo de alimentos de origen vegetal, cereales integrales, frutas enteras, hortalizas, legumbres y frutos secos sin sal. También recomienda incluir pescados azules y evitar productos ultraprocesados, fritos, bebidas azucaradas y harinas refinadas: «Enseñamos a las familias a leer etiquetas y a cocinar de forma sencilla, con menos azúcar, sal y grasas»
Desde la Dirección General de Salud Pública se han elaborado guías de desayunos y meriendas saludables, que pronto estarán disponibles en la web institucional. Estos recursos son una respuesta directa a las demandas de los centros escolares, que solicitaban materiales prácticos para aplicar en clase y en casa.
Expansión del programa y respaldo positivo
La participación en ALIPA es actualmente voluntaria, pero la previsión es ampliarlo en los próximos cursos. La acogida, tanto por parte del profesorado como de las familias, está siendo muy positiva. «En la última formación que ofrecimos a docentes, la valoración media de los materiales fue de 9,5», apunta Pedro Díaz.
El objetivo es consolidar ALIPA como una política pública estable y transversal, con continuidad a medio y largo plazo. Un programa que, más allá de enseñar a comer mejor o a moverse más, busca cambiar hábitos de vida desde la raíz y formar ciudadanos más saludables y conscientes desde la infancia.