El presidente de la Orquesta Sinfónica de Las Palmas, Rubén Sánchez Araña, explica que la formación ha culminado recientemente un encargo «muy especial» del Ayuntamiento de Gáldar.
El presidente de la Orquesta Sinfónica de Las Palmas, Rubén Sánchez Araña, explica que la formación ha culminado recientemente un encargo «muy especial» del Ayuntamiento de Gáldar: adaptar y grabar el conocido bolero de la localidad para que pudiera convertirse en himno oficial. «Lo grabamos, se llevó al pleno y se aprobó que fuera el himno de Gáldar; estamos muy felices de que contaran con nosotros para algo tan simbólico», señala, subrayando que el registro está ahora en fase de masterización y que en breve podrá difundirse. Recuerda que la orquesta —una asociación de músicos sin ánimo de lucro fundada en 1999— no solo programa conciertos sinfónicos, sino que también colabora con ayuntamientos y entidades culturales de toda la isla.
En este papel de servicio al territorio, Sánchez Araña destaca que la orquesta se ha consolidado como interlocutora musical de referencia en Gran Canaria, capaz de asumir repertorio popular, folclórico o institucional con la misma calidad que el sinfónico. «Para nosotros es una alegría estar en Gáldar justo después de la remodelación del Guaires y poder presentar allí nuestros proyectos», apunta.
Una orquesta de tamaño variable
El presidente insiste en una idea que considera clave: la Sinfónica de Las Palmas no es una estructura rígida, sino una agrupación «manejable» que se adapta al proyecto. «Podemos ser un cuarteto de solistas, una orquesta de 18 músicos para un programa barroco o una gran sinfónica con 75 músicos y 120 voces para un Carmina Burana», detalla. Esta versatilidad, dice, es la que les permite mantener ciclos de cámara —como el de percusión que acaban de ofrecer en Las Palmas y Santa Brígida— y, al mismo tiempo, afrontar programas de Bach en formato historicista o grandes espectáculos de música de cine. «Eso nos mantiene vivos y cercanos al público», resume.
En esa línea sitúa el proyecto «Bach Eterno», integrado íntegramente por música de Johann Sebastian Bach y de uno de sus hijos, que la orquesta presenta en formato medio en la basílica de Teror y en el Centro Cultural Guaires de Gáldar. Se trata, explica, de una propuesta pensada para acercar el repertorio barroco a espacios emblemáticos de la isla y para mostrar que la formación puede sonar «con la misma solvencia» en un auditorio que en una iglesia.
El “clásico” de Navidad que se agota
Sánchez Araña adelanta que el 14.º Concierto Popular de Año Nuevo, previsto para finales de diciembre en el Auditorio Alfredo Kraus, vuelve a marcar un hito de público: «Hacemos cinco funciones y casi están ya agotadas las entradas, y todavía falta un mes y medio», señala. Atribuye ese éxito a que el público grancanario «ha hecho suyo» el concierto y lo ha convertido «en una cita ineludible de las Navidades», hasta el punto de que viaja gente de otras islas para asistir. Por eso anima a quienes aún no tengan localidad «a comprar ya en los canales habituales del Auditorio y del Teatro» para no quedarse fuera.
El presidente celebra también que fenómenos musicales de gran impacto, como el uso de recursos sinfónicos por artistas populares, estén generando curiosidad por la música orquestal. «Todo lo que sea abrir puertas y que las personas se interesen por nuevas sonoridades es fantástico», comenta, convencido de que esa curiosidad termina llevando al público a conciertos como los que programa la Sinfónica de Las Palmas. «No hay músicas buenas o malas por estilo, hay música buena y música mala; lo importante es que la gente se acerque y encuentre calidad», concluye.