➤ «El ataque de ciertos sectores ultras contra Francisco fue intolerable: ni la fe ni la Iglesia caben en trincheras políticas» ➤ «El nuevo pontífice es un agustino, no un continuista: se sitúa en una tradición de acción, razón y moderación» ➤ «Hay una oportunidad para que el Vaticano lidere una diplomacia real en conflictos como Gaza o Ucrania»
El reciente cónclave que ha culminado con la elección del nuevo Papa León XIV marca —a juicio del jurista e historiador Vicente López Pascual— una inflexión en la historia reciente de la Iglesia. «Este Papa no es un continuista. Es un agustino, y eso lo cambia todo. Representa una tradición distinta: ni rupturista como los jesuitas, ni regresiva. Es racional, equilibrado y profundamente simbólico», afirma.
López Pascual considera que el nuevo Pontífice «llega con un legado académico impresionante, con una trayectoria como prior de los agustinos y con una claridad doctrinal notable». Subraya que no es casual su decisión de presentarse al mundo con vestimenta papal tradicional y de recuperar símbolos como los zapatos rojos o la cruz con reliquias. «Eso no es folclore. Es mensaje. Es mensaje al interior de la Iglesia y al exterior. Es continuidad con la historia sin ser mimetismo».
«Los agustinos no son una orden ideologizada»
El perfil intelectual del nuevo Papa se sustenta en una formación rigurosa —licenciado en matemáticas, doctor en teología tomista, orador frecuente en foros académicos— y una trayectoria sólida como prior general agustino. López Pascual destaca: «Los agustinos no han participado en movimientos ideológicos convulsos. Su apuesta ha sido por el pensamiento, la predicación y el equilibrio entre fe y razón». En ese marco, señala que León XIV no llega desde un espacio de activismo político, como ocurrió con la teología de la liberación o el sector más reformista de los jesuitas.
«No es un Papa de pancarta, ni un Papa del púlpito político. Es un Papa del aula, de la oración y del símbolo. Y eso era necesario», afirma.
«Ni Francisco mereció ese acoso, ni León XIV será un títere»
López Pascual no esquiva la crítica directa a los sectores más conservadores que durante años arremetieron contra Francisco. «Lo que hizo parte de la extrema derecha contra el Papa Francisco fue inaceptable. Una cosa es el debate doctrinal; otra, usar al Papa como blanco ideológico. Ni la fe ni la Iglesia caben en trincheras», sentencia.
Y advierte a quienes ahora esperan una “corrección” o “giro”: «Quien crea que León XIV va a ser un Papa dócil a los intereses de la derecha política está muy equivocado. Este Papa tiene una visión profunda de la historia, sabe lo que representa Roma y conoce bien el peso de sus gestos».
El peso simbólico de las reliquias y la historia no escrita
Entre los primeros signos de León XIV está el uso de reliquias en su cruz pastoral, una práctica que había desaparecido. Entre ellas, una del Beato Anselmo Polanco, agustino y obispo de Teruel, asesinado sin juicio por milicianos del bando republicano durante la Guerra Civil. «No es un ajuste de cuentas. Es un acto de memoria», dice Pascual. «Es reconocer el sacrificio de uno de los suyos y recordar que la Iglesia ha sufrido en todos los frentes».
Y añade: «El simbolismo de este Papa es muy potente. La Iglesia necesita símbolos para hablarle al mundo sin gritar».
«La diplomacia vaticana debe volver a ser clave»
López Pascual insiste en que este nuevo pontificado tiene la oportunidad de retomar el papel diplomático del Vaticano en conflictos internacionales. «En momentos en que el diálogo entre potencias está roto, el Vaticano puede —y debe— intervenir. Ya lo está haciendo con discreción en el conflicto entre India y Pakistán, y su mensaje sobre Gaza ha sido firme y claro: liberen a los rehenes y detengan la violencia», afirma.
En cuanto a Ucrania, plantea que el Vaticano tiene margen para actuar «como espacio de mediación entre cristianos ortodoxos enfrentados, porque esa guerra también es fratricida desde el punto de vista religioso».
«El Estado puede ser aconfesional, pero la sociedad no lo es»
En el ámbito español, López Pascual lamenta que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, no acudiera a la entronización del nuevo Papa. «España sigue siendo profundamente católica en su tejido social. Puede que no llene las iglesias los domingos, pero las procesiones, las tradiciones y los valores siguen muy presentes. El presidente debería haber estado allí», afirma.
Y concluye con una advertencia: «La Iglesia no puede ser tratada como un actor marginal. Y el Papa, sea quien sea, es una figura de alcance mundial, intelectual y moral. Ignorarlo es no entender la historia».