Manolo González: «Todo lo que he hecho ha sido para construir mi país, que es Canarias»

Manolo González en los estudios de El Espejo Canario

Manolo González en los estudios de El Espejo Canario

➤ «’De una memoria entre canciones’ no es una autobiografía: es un relato de vida a través de las canciones» ➤ «‘Balada de Sabanda’ es un acto de gratitud hacia los Sabandeños y la música que nos parió» ➤ «La industria musical es peligrosa: por eso me he mantenido fiel a la artesanía y a la calle»

A sus más de 40 años en los escenarios, Manuel González, alma mater del grupo Mestisay, no deja de crear ni de contar. Esta vez lo hace por partida doble: publica el libro De una memoria entre canciones, una mirada íntima al recorrido musical que ha trazado desde Canarias hacia el mundo, y lanza el espectáculo Balada de Sabanda, un homenaje compartido entre Olga Cerpa, Mestisay y Los Sabandeños que recorrerá las islas durante un año. «Todo lo que he hecho —dice— ha sido para construir mi país, que es Canarias».

El libro, editado por Diego Pun Ediciones, no es una autobiografía al uso. «No me interesa contar mi vida personal. Este es un paseo por las canciones, por cómo nacieron, quién las inspiró, desde qué territorios emocionales fueron escritas», explica. Con estilo evocador y sentido del humor, González reconstruye episodios que van desde los inicios de Mestisay hasta los conciertos en La Habana, Lisboa o México, pasando por colaboraciones con artistas de todos los géneros.

«He sido músico por accidente, un aficionado que ha llegado más lejos de lo que esperaba» y  añade: «He tenido el privilegio de trabajar con los músicos más diversos de Canarias. Eso me ha formado tanto como mis lecturas o mis viajes». En el libro aparecen también figuras como Alfredo Zitarrosa, Pedro Lezcano, Manolo Padorno o Teddy Bautista. Hay crónicas de grabaciones, giras y recuerdos de su infancia en un entorno de curas claretianos donde, dice, «nos enseñaron a hacer preguntas, no a dar respuestas».

Un homenaje que une generaciones

En paralelo, González dirige Balada de Sabanda, un espectáculo que une a Olga Cerpa y Mestisay con Los Sabandeños, referente histórico de la música popular canaria. «Yo nací en esa música. Aunque luego traté de alejarme para buscar mi propio camino, nunca he dejado de sentirme hijo de los Sabandeños. Esta es una forma de saldar una deuda con Elfidio Alonso, con quienes nos enseñaron a hacer música desde la raíz».

El espectáculo, que toma su nombre de una canción de Néstor Álamo, recorrerá todas las islas a lo largo del año y combinará repertorio tradicional, arreglos renovados y nuevos enfoques escénicos. González destaca que esta alianza «no es un revival, sino una conversación entre generaciones que comparten valores, memoria y emoción».

Una vida entre canciones y escenarios

Desde que fundara Mestisay a finales de los años 70, González ha construido un catálogo de más de 30 producciones discográficas y escénicas. Fue uno de los primeros músicos canarios en profesionalizarse fuera de las islas. Durante diez años vivió en Madrid, desde donde llevó sus propuestas a escenarios de toda España y América. «La industria musical es peligrosa. Por eso decidí mantenerme en la artesanía, en lo pequeño, en la calle. No hay éxito más sólido que el que nace del boca a boca», reflexiona.

En el libro cuenta anécdotas como su encuentro con Paul McCartney en un concierto en Bogotá, las giras por México, los conciertos en teatros europeos o la grabación de discos de fado con acento canario. «Olga Cerpa tiene una voz atlántica. Y eso significa muchas cosas: significa América, Portugal, y también esta tierra nuestra», señala.

Un libro como acto de gratitud

«De una memoria entre canciones» está dedicado a su padre, un hombre «cartesiano y racional» al que González describe como su opuesto vital. «Él nunca entendió del todo mis decisiones, pero siempre estuvo ahí. Quería explicarle, antes de que se vaya, por qué elegí esta vida errante, insegura, apasionada», cuenta. El resultado es un libro que combina recuerdos personales con reflexiones sobre la creación, la cultura y la identidad canaria.

Para Manuel González, el arte no es solo entretenimiento, sino compromiso. «Mi única vocación ha sido ayudar a construir una idea de país desde la cultura», insiste. Y esa vocación, que ha atravesado generaciones y territorios, sigue intacta. En sus palabras, «he vivido muchas vidas, todas ellas tejidas con canciones. Y todavía quedan versos por cantar».