Marcos Galván García, director de Operaciones de Canaragua, expresa sin rodeos que la situación hídrica está tan tensionada «que nada puede fallar».
Marcos Galván García, director de Operaciones de Canaragua, lo expresa sin rodeos: «Llevamos dos años muy complicados. La situación hídrica está tan tensionada que nada puede fallar». La presión sobre los sistemas de producción y distribución de agua en Canarias, agravada por la sequía, el aumento de la demanda y la falta de inversiones en almacenamiento, obliga a redoblar esfuerzos. Galván expone que el modelo ha tenido que adaptarse a una combinación de desafíos inéditos: «Temperaturas elevadas, descenso del caudal de los acuíferos, estancamiento en las capacidades productivas y más presión turística».
En este contexto, la clave está en anticiparse: «Hemos implantado desaladoras portátiles, ajustado la producción en plantas industriales, optimizado el uso de agua regenerada y adaptado planes de mantenimiento para que no falle nada», asegura. La empresa aplica métodos predictivos y estrategias flexibles que les permiten garantizar el suministro incluso en escenarios extremos.
Rendimiento técnico: una diferencia estructural
Uno de los datos más reveladores lo ofrece Galván al referirse al rendimiento técnico hidráulico de la compañía: «Estamos en un 87,8 %. Eso significa que perdemos menos del 12 % del agua que gestionamos». Este dato no es casual: obedece a años de planificación, sensorización, formación y vigilancia operativa. Pero también pone en evidencia la diferencia con otras zonas del archipiélago: «Si el resto de municipios alcanzaran estos niveles, probablemente no hablaríamos de emergencia hídrica».
El director de Operaciones explica que alcanzar esa eficiencia exige más recursos humanos y tecnológicos: «Ya no se trata de vender más o menos agua, sino de tenerla o no tenerla». La compañía ha superado incluso el umbral que se considera económicamente rentable con tal de garantizar el suministro.
Digitalización e inteligencia artificial: el nuevo núcleo operativo
Para Galván, la digitalización no es un añadido, sino la base de todo: «El estado actual de nuestra eficiencia operativa es consecuencia directa de la transformación digital». La integración de sensores, plataformas de monitorización, modelos matemáticos y sistemas de alerta permite identificar anomalías antes de que generen problemas. «Sabemos hacer las cosas, pero si no las detectamos a tiempo, fallamos», sostiene.
La inteligencia artificial también entra en juego. Canaragua ya trabaja con redes neuronales para hacer predicciones de demanda y ajustar la operación de sus plantas. Sin embargo, Galván advierte: «Sin una buena estructura del dato, sin arquitectura sólida, la inteligencia artificial no sirve de nada. La base tiene que ser fiable».
Plásticos y residuos: otra batalla subterránea
El Día Mundial del Medio Ambiente de este año pone el foco en la contaminación por plásticos, un problema que también impacta sobre el ciclo del agua. Galván distingue dos frentes: en el abastecimiento, asegura que los sistemas de tratamiento —especialmente la ósmosis inversa— eliminan por completo los microplásticos. Pero en la depuración, el reto persiste: «El uso de toallitas, con alto contenido plástico, provoca atascos en redes y estaciones de bombeo. Es un problema serio que aún requiere mucha concienciación ciudadana».
Añade que el 80 % de los microplásticos que entran en las depuradoras se concentran en los lodos, que son posteriormente tratados. Aun así, Galván defiende que no basta con la eficiencia técnica: «Necesitamos más responsabilidad colectiva para reducir los residuos que llegan a nuestras instalaciones».
Vertidos cero: un horizonte exigente
El objetivo de «vertido cero» —una meta compartida por muchas administraciones— no es imposible, pero sí ambicioso. «Hace falta inversión, planificación y colaboración público-privada», resume Galván. Recalca que no existen fórmulas mágicas: «Sin recursos no se puede regenerar ni reutilizar, y sin planificación no se avanza». Reforzar los sistemas de tratamiento y reutilización es, a su juicio, un paso clave para preservar el recurso y proteger el entorno.
Agua para todos, sin excepciones
Preguntado sobre a quién no le daría un vaso de agua, Galván responde sin dudar: «A nadie. Hay que darle agua a todo el mundo». Reivindica el agua como derecho básico, al margen de la historia personal de cada cual. «Haya hecho lo que haya hecho, toda persona merece tener garantizado el acceso al agua».
Con esta afirmación concluye una intervención que deja clara la filosofía de su gestión: compromiso, previsión y sostenibilidad operativa. «Somos operadores, pero también garantes de un recurso esencial. Nuestra responsabilidad es técnica, pero también social».