El lanzamiento de la plataforma Atlantic Stardust Adventures marca el primer gran hito visible del proyecto europeo Twinned by Stars, coordinado por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria
El lanzamiento de la plataforma Atlantic Stardust Adventures marca el primer gran hito visible del proyecto europeo Twinned by Stars, coordinado por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, que busca conectar las regiones ultraperiféricas de la UE —Madeira, Canarias, Azores y Martinica— a través de la navegación y la observación astronómica. El patrón profesional de embarcaciones de recreo, monitor y divulgador astronómico y docente de navegación, Xavier Martínez, acaba de culminar la travesía inaugural entre Madeira y Canarias, una experiencia que combina turismo, ciencia y cultura bajo algunos de los cielos más limpios del planeta.
Navegar de Madeira a Mogán siguiendo los alisios
La singladura comenzó en la Marina de Funchal, en la isla de Madeira, desde donde la tripulación puso rumbo a las islas Desertas y, posteriormente, a las Salvajes. A bordo de un velero de 14 metros de eslora, con cuatro cabinas dobles y dos baños, el equipo siguió una ruta pensada para aprovechar los vientos alisios, que empujan desde el noreste y facilitan una navegación cómoda «con el viento a favor». La tormenta Claudia obligó a hacer escala técnica en Santa Cruz de Tenerife antes de continuar hacia Marina del Sur, en Las Galletas, y completar el último tramo de unas 55 millas hasta Puerto de Mogán, en el suroeste de Gran Canaria, que Martínez describe como «el gran premio del viaje».
Ciencia, turismo y aventura bajo cielos sin contaminación lumínica
Más allá del atractivo puramente náutico, Atlantic Stardust Adventures propone travesías de varias horas o de días completos en las que el cielo nocturno es el gran protagonista. Martínez recuerda que, históricamente, los navegantes se han orientado gracias a las estrellas y que esa relación entre mar y firmamento forma parte del patrimonio cultural del archipiélago. Ahora, ese conocimiento se convierte en producto turístico: a medida que los pasajeros aprenden a poner nombre a los puntos de luz y a interpretar los «celajes», la bóveda celeste deja de ser un fondo anónimo para transformarse en un mapa lleno de historias y referencias.
Canarias, potencia astronómica aún por valorar
El patrón subraya que Canarias es «uno de los tres lugares más importantes del mundo» para la observación astronómica, gracias a la calidad de sus cielos, la altitud de sus cumbres y el mar de nubes que protege de la contaminación lumínica. Destaca el papel de la Fundación Starlight en la certificación de zonas y empresas, pero lamenta que la población local no siempre sea consciente de este potencial: «Está muy bien que vengan al sol y playa, pero hay que darles esto, que también es cultura», afirma, convencido de que el cielo debe incorporarse de forma estable a la oferta turística canaria.
Del GPS al cielo como patrimonio cultural
Martínez admite que hoy «ya no hace falta mirar al cielo para saber dónde estamos» porque todo el mundo lleva un GPS en el móvil, pero defiende que esa comodidad no debería borrar siglos de saber acumulado. En las travesías, explica, se recuperan técnicas y relatos de navegación tradicional, se explica cómo los ancestros se orientaban y organizaban calendarios gracias a las estrellas y se invita a los participantes a reconectar con ese paisaje celeste. «En el momento en que conseguimos que, en vez de puntitos, les damos nombres y curiosidades, la gente empieza a apreciarlo y ya nunca más se siente sola bajo el cielo», resume.
Un archipiélago que no puede vivir de espaldas al mar ni al cielo
El patrón coincide con una crítica frecuente: pese a vivir rodeados de océano, muchos canarios siguen «de espaldas al mar». A ello añade, además, que tampoco se valora lo suficiente el cielo como recurso científico, turístico y cultural. Atlantic Stardust Adventures y el proyecto Twinned by Stars aspiran precisamente a revertir esa desconexión, ofreciendo experiencias que recuerden a residentes y visitantes que el Atlántico y las estrellas no son solo un escenario de postal, sino parte esencial de la identidad y el futuro del archipiélago.