Manuel Jesús García Fuentes, presidente del Club de Bolos Nazaret y del Colegio de Árbitros de Bola Canaria y Petanca de Canarias, recuerda que: «pueden jugar niños de diez años y mayores de noventa»
San Bartolomé de Tirajana reconoce, a través del Premio Especial Federación de los Premios al Deporte Canario 2025, la trayectoria de Manuel Jesús García Fuentes, presidente del Club de Bolos Nazaret y del Colegio de Árbitros de Bola Canaria y Petanca de Canarias. El dirigente celebra un galardón que, dice, visibiliza un juego convertido en deporte federado y que vertebra comunidad: «es un deporte que pueden practicar personas de todas las edades» y que reúne en las canchas a «dos o tres generaciones de la misma familia».
García Fuentes explica que la bola canaria «es la culminación del juego tradicional» llevado a reglamento común y ya se practica en las ocho islas canarias. Diferencia con precisión tres disciplinas: la petanca (bolas metálicas de 7–8 cm y hasta 800 gramos, «se juega con los pies juntos»), las bochas (10–11 cm y más de 1 kg, «se tira corriendo» en canchas de 27,5 m) y la bola canaria (hasta 1,4 kg y posibilidad de «tirar a la cabeza o de arrastre»), con una singularidad local: «los canarios somos los únicos que tiramos con los pies firmes».
Identidad y transmisión
El premiado subraya el arraigo cultural del juego, que salta del encuentro familiar al circuito oficial: «en cualquier comida siempre se acaba jugando a lo que es la bola canaria». Añade que la diáspora lo ha llevado a Sudamérica, especialmente a Venezuela, y reivindica su valor como identidad deportiva del Archipiélago: «es una cosa autóctona». La mezcla de edades en un mismo equipo —de niños de diez años a gente de noventa— resume, afirma, su potencia intergeneracional.
El objetivo es claro: «poner la máxima cantidad de bolas de tu equipo más cerca del boliche», ya sea «arrimando» o «quitando las bolas del contrario». La ejecución exige técnica fina y lectura del terreno: «le tiras a un obstáculo que mide 10–11 centímetros de diámetro a 15 metros» y todo depende de «cómo está la cancha, si tiene piedrillas, si tiene caídas». También pesa la táctica: roles de «arrimadores» y «tiradores», estudio previo del rival y elección de líneas según «baches» o efectos.
La competición habitual se disputa «cuatro para cuatro», con «tres bolas por jugador» y posibilidad de suplentes; existen además dupletas y campeonatos individuales. Para García Fuentes, el premio reconoce «una trayectoria incansable» y, sobre todo, una forma de comunidad: «que la gente también conozca un poquito más de lo que es nuestro deporte y nuestras tradiciones».