Tom Cruise vuelve a hacer cine a escala humana

Fotograma de 'Sentencia final' | Paramount Pictures

Fotograma de 'Sentencia final' | Paramount Pictures

El cineasta Javier Chavanel considera que el estreno de la segunda parte de ‘Sentencia final’ podría ser el cierre definitivo de la saga ‘Misión Imposible’.

El cineasta Javier Chavanel considera que el estreno de la segunda parte de Sentencia final podría ser el cierre definitivo de la saga Misión Imposible. A sus 65 años, Tom Cruise protagoniza escenas que «parecen imposibles», y lo hace sin recurrir al CGI ni a dobles. «Se siente el vértigo viendo la imagen, y no hay gafas ni efectos digitales, solo realidad», afirma el cineasta. Para Chavanel, Cruise y el director Christopher McQuarrie han sabido crear una alianza creativa que apuesta por lo tangible, en contraste con un cine cada vez más dependiente de la imagen digital.

Frente a las fórmulas vacías del cine de superhéroes, valora que Cruise recupere la épica de la «escala humana», en la que «un ser humano sube la montaña, no un muñeco generado por ordenador». En su opinión, el espectador ya no se deja engañar: «no le vale cualquier cosa».

Las expectativas de taquilla y el riesgo del cine

La anterior entrega de Misión Imposible no cumplió en taquilla, según Chavanel, porque se estrenó apenas una semana antes del fenómeno Barbenheimer. Ahora, con una inversión de 400 millones de dólares en la producción, confía en que esta nueva entrega tenga una mejor acogida. Más allá de los números, subraya la apuesta por el cine que recupera el valor de la experiencia visual auténtica: «El cine no puede seguir vendiendo baratijas disfrazadas de lujo».

«The Studio»: sátira, pero con fondo real

Sobre la serie The Studio, recién estrenada por Seth Rogen, Chavanel opina que es «de visionado obligatorio» para cualquier amante del cine. La describe como una sátira que retrata las dinámicas de poder, el cinismo y las contradicciones de Hollywood desde dentro, «pero hay mucha verdad en ella». 

Entre los capítulos más impactantes, destaca uno en el que el protagonista, jefe de un estudio, se enfrenta a médicos en una convención, comparando su estrés con el de los sanitarios. Otro episodio muestra los dilemas sobre diversidad en los castings, y uno más ironiza sobre cómo cambiar el final de una película para evitar ofender a Ron Howard.

Una distopía demasiado real

En cuanto a Black Mirror, Chavanel cree que la serie ha ido «de más a menos», aunque aún conserva capítulos memorables. El que más lo impacta en la última temporada es «Gente corriente», que critica de forma directa a Netflix —la propia plataforma que produce la serie— al imaginar un futuro donde las capacidades cerebrales dependen del tipo de suscripción que puedas pagar. «No está tan alejado de la realidad», sostiene, mencionando cómo muchos usuarios de redes sociales ya monetizan su vida a través de la humillación.