El director general de Salud Pública del Gobierno de Canarias, destaca que se ha pasado del 36% al 19,5% de fumadores, «pero el vapeo está disparando el inicio entre los jóvenes».
José Fernando Díaz-Flores Estévez, director general de Salud Pública del Gobierno de Canarias, explica que su área abarca todos aquellos aspectos de la sanidad que no están directamente relacionados con la asistencia médica, pero que son fundamentales para preservar la salud colectiva. Entre sus competencias se encuentran la vigilancia epidemiológica, la seguridad alimentaria, el control ambiental, las campañas de vacunación y la lucha contra el tabaquismo y la obesidad.
«Nos ocupamos de todo aquello que, aunque no se vea, impacta directamente en la salud de las personas», señala. A lo largo del año se desarrollan jornadas temáticas, encuentros de profesionales y campañas públicas centradas en la mejora de hábitos, como las relacionadas con la lactancia, el tabaquismo o el ejercicio físico.
Vapeadores y jóvenes: una preocupación creciente
Uno de los desafíos más actuales es el repunte del tabaquismo entre los más jóvenes, impulsado por el uso de cigarrillos electrónicos. Aunque Canarias ha logrado reducir de forma sostenida el número de fumadores —del 36% al 19,5% en los últimos quince años—, los datos recientes alertan de un aumento en las edades de inicio.
«Existe una falsa percepción de que los vapeadores no son nocivos. Es un error grave», advierte Díaz-Flores. La comunidad autónoma fue pionera en aplicar impuestos a estos productos y trabaja con el Estado para cerrar el vacío legal que rodea su comercialización. «Muchas veces, el vapeo es la puerta de entrada al consumo de tabaco convencional», alerta.
Vacunas y vigilancia: mantener la inmunidad de grupo
La Dirección General de Salud Pública insiste en la necesidad de mantener altos niveles de vacunación. En el caso del sarampión, la cobertura de la primera dosis ronda el 95%, pero la segunda, que se administra a los tres años, se sitúa en torno al 90%. «Lo ideal sería alcanzar también en la segunda dosis ese 95% que garantiza la inmunidad de rebaño», sostiene.
En el plano epidemiológico, el departamento hace seguimiento de más de 60 enfermedades de declaración obligatoria y responde a brotes alimentarios, infecciosos y ambientales. Desde el COVID-19, se ha reforzado el control de las infecciones respiratorias, incluyendo gripe y otras patologías.
Radiación solar y seguridad alimentaria: alertas invisibles
Otro campo de acción relevante es la vigilancia de la sanidad ambiental. En los últimos años, la Dirección General ha intensificado sus avisos por exposición extrema a radiación solar, un fenómeno que en Canarias reviste especial gravedad por su situación geográfica. «Cada vez somos más conscientes de los efectos sobre la salud, no solo en la piel, sino también en patologías cardiovasculares», afirma.
En el ámbito alimentario, Díaz-Flores destaca la eficacia del sistema de alertas. «Hace unos días evitamos que llegaran al mercado 12 toneladas de pollo con salmonella», ejemplifica. Esta actuación forma parte de un entramado de control que combina el trabajo de inspección oficial con los sistemas de autocontrol de las empresas.
Obesidad infantil: una pandemia silenciosa
La obesidad infantil es, según Díaz-Flores, uno de los principales problemas de salud pública en Canarias. «Actualmente, el 44% de los menores de 12 años presentan sobrepeso u obesidad», alerta. Tras avances previos a la pandemia, los indicadores han vuelto a retroceder. Para revertir esta tendencia, se ha puesto en marcha un plan específico con enfoque integral: entorno escolar, familiar y comunitario.
«Un niño con obesidad tiene muchas probabilidades de ser un adulto enfermo. Es un problema de toda la tribu», afirma, subrayando la necesidad de una implicación social y política generalizada.
Lecciones de la pandemia y futuro de la salud pública
Para Díaz-Flores, la experiencia del COVID-19 ha reforzado la importancia de la prevención. Sin embargo, lamenta que, con el tiempo, parte del aprendizaje se haya diluido. «Tristemente, nos hemos olvidado. Seguimos destinando solo el 1% del presupuesto a la salud pública», denuncia. Reclama un cambio estructural, tanto en Canarias como en el conjunto del Estado, y espera que la futura Agencia Estatal de Salud Pública permita fortalecer este ámbito clave del sistema sanitario.