El informe “4 Islas 2024” alerta del desequilibrio, el colapso y la saturación turística

Presentación del informe “4 Islas 2024” | Centro de Datos de Lanzarote

Presentación del informe “4 Islas 2024” | Centro de Datos de Lanzarote

Miguel Ángel Martín, director del Centro de Datos del Cabildo de Lanzarote, señala que «Canarias ha olvidado las lecciones del covid: seguimos creciendo sin pausa y sin planificación».

«El crecimiento económico no es malo, pero si no viene acompañado de planificación y servicios adecuados, acaba afectando a la calidad de vida». Con esta contundencia se expresa Miguel Ángel Martín, director del Centro de Datos del Cabildo de Lanzarote, al presentar las conclusiones del informe «4 Islas 2024», un estudio comparativo elaborado junto a otras instituciones de Baleares y Canarias que analiza la evolución demográfica, económica y medioambiental de Lanzarote, La Palma, Menorca e Ibiza.

Una velocidad poco controlable

El informe, que aborda siete grandes bloques —demografía, economía, sociedad, medioambiente, vivienda, movilidad y sostenibilidad—, pone el foco en el desequilibrio que viven especialmente Lanzarote e Ibiza, territorios que «han crecido a una velocidad poco controlable». Según Martín, estas islas «reciben millones de turistas al año y, además, atraen a una gran cantidad de población flotante y residente que genera una presión insostenible sobre los recursos, los servicios públicos y la vivienda».

En el caso de Lanzarote, con apenas 845 kilómetros cuadrados, residen más de 158.000 personas, a las que se suman más de tres millones de turistas anuales. «Es como tener la población de una ciudad mediana en un espacio limitado, con infraestructuras que no siempre han crecido al mismo ritmo», señala Martín. Esta presión, indica, «no se ha conseguido controlar, a pesar de los instrumentos de planificación».

En el apartado económico, el informe destaca el dominio absoluto del sector servicios en las cuatro islas, con el turismo como eje principal. Menorca logra cierto equilibrio gracias a su industria agroalimentaria, y La Palma conserva peso en el sector agrícola, pero Ibiza y Lanzarote «dependen casi exclusivamente del turismo».

La vivienda, un negocio

El estudio también ofrece un diagnóstico claro sobre el problema habitacional. «La vivienda se ha convertido en un negocio, no en un derecho», afirma Martín. Ibiza lidera el ranking con precios desorbitados que superan los 7.000 euros por metro cuadrado. En Lanzarote, los precios rondan los 3.000. «El acceso a la vivienda es un drama, especialmente para los jóvenes y las personas con menos recursos. Ni los planes de vivienda ni el mercado han sido capaces de ofrecer soluciones reales», subraya.

ntre los factores que agravan la situación están la escasez de vivienda pública, la proliferación del alquiler vacacional y la compra masiva por parte de extranjeros y residentes de otras regiones, que tensiona aún más el mercado. «Limitar la venta de viviendas a no residentes podría ser una medida, pero no es la única. Hay que actuar desde muchos frentes», añade.

Saturación y estacionalidad

El informe también reflexiona sobre la estacionalidad del turismo. Mientras Canarias se beneficia de un clima que permite mantener una actividad económica constante durante todo el año, en Baleares —especialmente en Menorca— el turismo se concentra en pocos meses, lo que multiplica los efectos de la saturación y genera altibajos drásticos en el empleo y los servicios.

Miguel Ángel Martín lamenta que no se hayan aprovechado las lecciones del parón turístico provocado por la pandemia: «Durante el covid todos hablábamos de diversificación, sostenibilidad, nuevos modelos… pero en cuanto pasó, volvimos al mismo ritmo de siempre». Y añade: «Las islas necesitan pausas para reflexionar, pero seguimos en una carrera continua sin tiempo para pensar».

Desequilibrios insulares

El informe también destaca que en islas como Ibiza y Lanzarote, más de un tercio de la población residente ha nacido en el extranjero, y si se suma la procedente de otras regiones, la población autóctona es ya minoritaria. «Esto no tiene que verse como una amenaza, pero sí debe llevarnos a reforzar nuestras raíces culturales y a integrar desde la diversidad», apunta Martín.

Frente al crecimiento de Lanzarote e Ibiza, el informe muestra el caso opuesto de La Palma, donde la población se mantiene estable o decrece, agravada por el éxodo juvenil, el envejecimiento y las secuelas del volcán. «La Palma vive otra cara del desafío demográfico: mantener población y recuperar dinamismo económico».