Uno de cada diez alumnos sufre acoso y la IA ya aparece en el 14,2% de los casos

Infografía del acoso escolar | Fundación Anar

Infografía del acoso escolar | Fundación Anar

La directora de las Líneas de Ayuda de la Fundación ANAR, Diana Díaz, nos ofrece los datos del VII informe «La opinión de los estudiantes».

La directora de las Líneas de Ayuda de la Fundación ANAR, Diana Díaz, desgrana las conclusiones del VII informe «La opinión de los estudiantes», elaborado junto a Fundación Mutua Madrileña, y alerta de una tendencia sostenida: crece el acoso que se desarrolla —total o parcialmente— en entornos digitales y se alarga en el tiempo. «El acoso presencial se mantiene, pero el ciberacoso incorpora nuevas herramientas, incluida la inteligencia artificial», afirma. La muestra asciende a 8.781 menores de edad encuestados. 

El estudio sitúa en el 12,3% el porcentaje de estudiantes que dicen haber sido víctimas de acoso. En paralelo, el 14,2% de los incidentes de ciberacoso referenciados por el alumnado incluye ya el uso de herramientas de IA —desde la manipulación de imágenes hasta la generación de contenidos falsos—, un fenómeno emergente que agrava la difusión y la huella de las agresiones. «No solo hablamos de insultos o burlas, sino de nuevas formas de exposición pública que multiplican el daño», resume Díaz. 

Por qué se prolonga el hostigamiento

Una de las señales más preocupantes es la duración: el 15,8% de las situaciones de ciberacoso se prolonga más de un año, 5,8 puntos por encima del curso previo. Para ANAR, la combinación de vergüenza, normalización de la violencia psicológica y miedo a represalias explica parte del silencio que retrasa la petición de ayuda. «Cuanto más tiempo dura, peores son las consecuencias para la salud mental», advierte. 

El papel del profesorado y los protocolos

La percepción de ANAR es que el profesorado identifica con mayor facilidad el acoso presencial —en el aula, el patio o el transporte escolar— y que tiene más dificultades para detectar lo que sucede en redes o mensajería. «El profesorado no siempre está en ese entorno digital y se entera cuando ya se ha difundido una imagen humillante o de contenido sensible», explica Díaz, lo que obliga a reforzar protocolos, formación y coordinación con las familias. 

Factores que intervienen

ANAR recuerda que el acoso es «multifactorial» y que implica a víctimas, agresores y observadores —compañeros que no reaccionan por miedo o desconocimiento—, así como a las familias y al centro educativo. Las causas combinan aprendizajes deficientes de resolución pacífica de conflictos, contextos que normalizan la burla y «modelos» que validan la violencia psicológica o verbal como forma de relación. 

En el hogar, la fundación recomienda vigilar cambios bruscos de humor, aislamiento, síntomas somáticos (dolor de cabeza o de estómago), rechazo a acudir al centro y deterioro de materiales escolares. En edades tempranas pueden aparecer regresiones (dejar de comer solo o de ir al baño sin ayuda). La aproximación debe combinar «empatía y tranquilidad»: mostrar preocupación y, a la vez, la certeza de que «la situación se va a resolver», evitando actuaciones impulsivas que el menor tema. 

Cómo actuar y a quién acudir

La intervención temprana pasa por escuchar y creer al menor, comunicar al centro educativo para activar protocolos y documentar las agresiones digitales (capturas, enlaces, fechas), sin reenviar contenidos que revictimicen. ANAR ofrece apoyo 24/7 para niños, niñas y adolescentes, y también para familias y profesorado que necesiten orientación sobre casos concretos. «Aquí cabemos todos: víctimas, testigos y también menores que no se sienten bien con su propia conducta y piden ayuda para cambiar», subraya Díaz. 

El informe insiste en la prevención como política central: educación emocional, habilidades sociales, mediación, alfabetización digital y campañas que desnormalicen motes, humillaciones y exclusiones. «Si dotamos a alumnado, familias y profesorado de herramientas, las situaciones no pasan desapercibidas ni se dilatan», afirma. 

Una llamada a la responsabilidad compartida

ANAR pide a las plataformas mayor diligencia para retirar contenidos y a las administraciones apoyo estable a los centros para formación y protocolos. «La violencia que no deja moratones sigue siendo violencia», concluye Díaz, que emplaza a la comunidad educativa a «no mirar hacia otro lado» ante señales que, de sostenerse en el tiempo, tienen efectos duraderos en la salud mental del alumnado.