UNICEF alerta de un «uso precoz e intensivo» de la tecnología

Presentación del estudio Infancia, adolescencia y bienestar digital | Foto: RED.ES

Presentación del estudio Infancia, adolescencia y bienestar digital | Foto: RED.ES

Nacho Guadix, responsable de Educación y de Derechos Digitales de la Infancia desgrana las conclusiones del informe «Infancia, adolescencia y bienestar digital».

Nacho Guadix, responsable de Educación y de Derechos Digitales de la Infancia de UNICEF España, desgrana las conclusiones del informe «Infancia, adolescencia y bienestar digital», presentado en Madrid el pasado 11 de noviembre, y advierte de que «no se trata de alarmar, sino de pasar de la preocupación a la ocupación»: formar a familias y escuela, exigir seguridad a las plataformas y actualizar el marco normativo. El 20 de noviembre, Día Mundial de la Infancia, invita a convertir los datos en medidas concretas. 

El estudio —el de mayor alcance mundial sobre el impacto del entorno digital en niños y adolescentes españoles— se apoya en más de 100.000 cuestionarios y en metodología específica para medir conductas de riesgo y bienestar. «Internet no se diseñó para la infancia, pero la infancia está ya mayoritariamente en internet; debemos tomar decisiones colectivas», resume Guadix. 

El móvil llega a los 11 y las redes se adelantan a la ley

La edad media del primer teléfono se sitúa en 11 años, con picos a los 9 en algunos casos. En 5.º y 6.º de Primaria (10-12 años), el 80% está registrado en redes o servicios que legalmente exigen 14 años para ceder datos, lo que revela una brecha entre la norma y la práctica familiar: «Estamos dando móviles muy pronto y sin preparación suficiente para los riesgos que conllevan», advierte. 

Casi un 15% de los menores usa internet cinco horas al día —y más del 20% en fin de semana—. El 60% se acuesta con el teléfono en la mesilla y el 40% se conecta pasada la medianoche, con impacto directo en el descanso, la atención y el rendimiento educativo. El uso intensivo se asocia a peor bienestar emocional y menor integración social: «Higiene digital en casa y ejemplo adulto son barreras de primera línea», sostiene Guadix. 

Pornografía a los 11: la «educación afectivo-sexual» que llega por defecto

El primer contacto con pornografía llega, de media, al recibir el móvil: 11 años. En torno al 40% la consume de forma regular —más chicos que chicas— y, en muchos hogares, sin contrapesos: el 70% afirma que no se habla de sexualidad en casa y cerca del 40% no ha recibido formación en el centro educativo: «Si no conversamos, dejamos la educación afectivo-sexual en manos de la pornografía», alerta. 

Ciberacoso y violencia presencial: un problema que «persigue en el bolsillo»

Medido con instrumentos específicos, el ciberacoso afecta al 8,5% (10% a lo largo de la vida). La violencia presencial en los centros alcanza al 27% del alumnado, con efectos en salud mental y riesgo de conductas autolesivas: «El bullying no acaba en la puerta del colegio; te sigue donde está tu dispositivo», describe el experto. 

Trato con desconocidos: cifras que obligan a actuar

El 58,4% reconoce hablar con personas desconocidas en la red y el 14,3% ha quedado en persona con alguien conocido exclusivamente online. UNICEF pide no normalizar estas prácticas y recuerda recursos de apoyo como la línea 017 de INCIBE para dudas y emergencias digitales. 

UNICEF propone un «pacto práctico» en cuatro frentes: formación a familias en riesgos, privacidad y acompañamiento; refuerzo de la competencia digital y la alfabetización mediática en el currículo, para distinguir información fiable y gestionar la identidad en línea; exigencia de «seguridad desde el diseño» a plataformas, con sanciones cuando no protejan a la infancia; y escuchar a niños y adolescentes en la elaboración de políticas y protocolos, para cerrar la brecha intergeneracional. 

20 de noviembre: del diagnóstico al compromiso

Con motivo del Día Mundial de la Infancia, Guadix propone transformar el diagnóstico en compromisos mensurables: retrasar la entrega del primer móvil o acompañarla de normas claras, blindar el sueño nocturno sin pantallas, integrar educación afectivo-sexual basada en evidencias y empujar cambios regulatorios que alineen diseño de producto y derechos de la infancia: «No basta con preocuparnos: hace falta ocuparnos y medir el avance», concluye.