Javier Chavanel valora ‘Una casa llena de dinamita’, una cinta que invita a pensar en la vulnerabilidad política y humana.
La nueva conversación con el guionista, crítico de cine y escritor Javier Chavanel gira en torno a «Una casa llena de dinamita», cinta que —dice— puede considerarse «menor» dentro de la filmografía de Kathryn Bigelow, «pero vaya peli menor», porque funciona como un ejercicio de tensión contemporánea que invita a pensar en la vulnerabilidad política y humana ante un ataque nuclear inminente. «Está muy inteligentemente diseñada» y abre con «primeros minutos extraordinarios», afirma.
Chavanel sostiene que la directora vuelve a mostrar «un pulso narrativo único» y que el aparente problema de estructura —«un poco reiterativa»— responde, en realidad, a un propósito: «darnos, mostrarnos la verdadera cara de las autoridades o de los políticos que se enfrentan al ataque». «Uno esperaba algo más viniendo de Kathryn Bigelow», concede, pero insiste en que la película «apela al cerebro» y deja poso. También encuentra ecos televisivos: «recuerda mucho a 24», por su reloj dramático y el ritmo de decisiones límite.
El crítico interpreta la reiteración como un mecanismo para horadar la coraza del poder: «Vemos personas de carne y hueso, en donde cada una de ellas está aterrada ante lo inminente». De ahí la idea-faro: «es un aviso a navegantes». El dispositivo temporal —un contador que no perdona— empuja la reflexión más allá del verosímil logístico y coloca al espectador en la misma cuenta atrás que los personajes, entre la sangre fría institucional y la tentación de llamar a la familia «cuando ya no se puede resolver».
Política, veracidad y vulnerabilidad
Chavanel alude a la molestia del Pentágono por supuestas inexactitudes y replica que la pregunta relevante no es esa: «En lugar de preguntarte, “¿esto puede ocurrir?”, ¿cómo hago para evitarlo?». La película, resume, plantea un dilema con reloj: «Hay que reaccionar en 19 minutos; alguien ha disparado un misil… va a Chicago, donde pueden morir unas 20 millones de personas». «O lo paras, o lo paras», enfatiza. En ese trayecto, describe a responsables «desmoronándose interiormente» cuando asumen que «no pueden hacer absolutamente nada».
El reloj dramático, explica, se divide en «10 minutos que es la posibilidad de detener el ataque, y otros 10 minutos» de reacción cuando la detención ya «no puede» suceder. Ese corte parte en dos a los dirigentes: del «todo eufórico, todo adrenalítico» al golpe de realidad que derriba «el tema testosterónico». También a los técnicos de sala: del «pensamiento mágico» a la llamada a casa en la fase final. La cinta, concluye, «es para volver a ver» y «vuelve a sellar a esta directora como una de las grandes».
Presentación de «Gritos» en Madrid y Gran Canaria
La charla se cierra con su trabajo literario y una recomendación de actualidad: «Gritos», su cuarto libro —un volumen de relatos—, se presenta en Gran Canaria el sábado 8 de noviembre a las 18 horas en la librería Aranfaibo (Domingo J. Navarro, Las Palmas), un espacio «exclusivo de terror y fantástico» abierto en agosto. Chavanel celebra además la acogida de su reciente presentación en la Casa de Canarias en Madrid: «Me acogieron como si estuviera en mi casa. Una de las mejores presentaciones que he hecho».