El escritor y guionista Javier Chavanel señala que se trata de una cinta que «no te deja indiferente: te remueve y eso es muy positivo».
Javier Chavanel, escritor y guionista, analiza «sin concesiones» el fenómeno de Sirat, la película que —dice— «representa a España en los Óscar» y que ahora llega al gran público a través del streaming. Defiende su potencia visual y sonora, «un cine muy físico» que rehúye el artificio digital, y al mismo tiempo señala un giro narrativo «abrupto» que le hace «cuestionarse» la propuesta en su tramo final. «Es una peli que no te deja indiferente», resume.
Una primera hora «hipnótica» que confía en la imagen
Chavanel sostiene que el gran logro de Sirat está en su arranque: «Es una película muy ambiental, muy hipnótica, donde las imágenes y la música y el sonido forman un todo». «Se cuentan las cosas con imágenes, con silencio, con sonido; los diálogos son secundarios», insiste, y pone como ejemplo la aparición de Sergi López: «Desde su primera aparición, tú ya lo entiendes». Para el guionista, esa confianza en el lenguaje visual «está al alcance de muy pocos cineastas».
Realismo físico frente al CGI
El autor subraya la fisicidad del rodaje: «Sientes el polvo, sientes el calor; ves los coches recorriendo un acantilado y piensas que se la van a pegar». Lo interpreta como «una apuesta por el realismo y por la realidad» en tiempos de inteligencia artificial y posproducción masiva: «El ojo lo sabe y tu cerebro también». Evoca ecos de western, de Mad Max y del «gran cine» clásico que cuenta «las heridas de guerra» sin necesidad de explicarlas.
El giro que «rompe el pacto»
Su mayor reserva llega cuando —explica— la película abandona lo hipnótico: «Entramos en lo paranoico… en un terreno más terrenal», y ahí «no alcanza el grado de grandeza que tiene la primera hora». «Cambia de reglas de forma muy abrupta», afirma. «Me sentí un poco violado, porque las cartas que estamos poniendo sobre la mesa yo no las conocía». Ese quiebro, sostiene, le hace «perder el pacto de verosimilitud» y le deja «preguntas» sobre lo que la obra quiere contar.
La crueldad, los «perdedores» y la falta de humor
Chavanel ve «un retrato de la crueldad» en un grupo de personajes «perdedores», «en el momento más bajo de su vida». Establece paralelos con Michael Haneke y Yorgos Lanthimos —este último «salvado» por el sentido del humor— para explicar por qué Sirat le resulta «más abierta» y «sin humor», lo que agrava el tono áspero de sus imágenes. «Para mí es una película de hormigas donde ves una bota pisándolas», dice.
Un director “brillante” y una apuesta sin concesiones
Pese a sus reparos, celebra «a un cineasta brillante» que «está fuera del panorama actual, sin concesiones, arriesgando». «Es una película que hay que ver», concluye, porque despierta debate y «captura algo del espíritu de los tiempos».
PTA, Pynchon y el riesgo de las grandes ligas
Chavanel mira al estreno de «Una batalla tras otra», el nuevo filme de Paul Thomas Anderson, con «mente abierta». Recuerda su trayectoria —de Boogie Nights a The Master— y el coste de hacer «películas caras, con grandes actores y poco rentables». Sobre la base literaria de Thomas Pynchon, anticipa «una propuesta críptica que habla de capitalismo, conspiraciones y ambición». «Hay que verla y ver qué nos propone», afirma.
Alien en televisión: «Power Rangers con Alien»
Sobre la serie Alien Earth, creada por Noah Hawley, el escritor se declara «defensor» de la saga original y celebra Alien: Romulus como «regalo a los fans». Sin embargo, considera que la nueva serie, «con Disney detrás», se parece «a una peli de Marvel» y le resulta «bastante infantil»: «Es poco interesante; parece los Power Rangers con Alien». Destaca, como curiosidad, un villano «caricatura de Elon Musk».
Los dueños de la conversación pública y la «venganza de los novatos»
Chavanel enlaza cine y tecnología para reflexionar sobre «los que definen cómo debe ser la interacción social» desde plataformas como Facebook o X. Sostiene que muchos de esos líderes «no eran los populares del colegio» y que su falta de habilidades sociales ha derivado «en una pared» entre personas y pantallas. «Para mí es la venganza de los novatos», dice: «El mundo te empuja a interactuar desde detrás de un filtro». Y alerta del siguiente paso: «Un móvil delante de los ojos» que sustituye la conversación real por realidad aumentada.