«El envejecimiento tiene cara de mujer»: Canarias llama a actuar antes de que llegue la fragilidad

El reto ya no es solo sumar años, sino mantener la autonomía y la funcionalidad | Foto: Pixabay

El reto ya no es solo sumar años, sino mantener la autonomía y la funcionalidad | Foto: Pixabay

La enfermera María Consuelo Company alerta de que se vive más años, pero no siempre con buena salud, y apuesta por detectar la fragilidad a tiempo para poder revertirla

María Consuelo Company Sancho, enfermera y técnica del Servicio de Promoción de la Salud de la Dirección General de Salud Pública del Gobierno de Canarias, recuerda que la esperanza de vida nunca había sido tan alta: al nacer, la población puede aspirar a vivir alrededor de 84 años, con una media de 81 en hombres y 86 en mujeres. Sin embargo, advierte de que el reto ya no es solo sumar años, sino mantener la autonomía y la funcionalidad. La Organización Mundial de la Salud define el envejecimiento saludable como la capacidad de seguir haciendo aquello que es importante para cada persona, de modo que el foco se desplaza de la enfermedad a la capacidad real de valerse por sí mismo.

Un envejecimiento diverso y con rostro femenino

Company destaca que «no existe una persona mayor típica»: conviven maratonianos de 85 años con personas de 65 que tienen dificultades para llegar al baño. Esa diversidad, explica, no es casual, sino resultado de las decisiones de salud tomadas a lo largo de la vida, de los hábitos adquiridos y de las condiciones sociales y de género. Recuerda que el envejecimiento «tiene cara de mujer», porque ellas viven más, pero ese tiempo extra no siempre discurre en buena salud: las estadísticas sitúan en torno a los 61-62 años el umbral a partir del cual hombres y mujeres empiezan a acumular más años con problemas de salud.

Una nueva mirada a la fragilidad

Uno de los conceptos clave que subraya la especialista es el de fragilidad. Frente a la imagen tradicional de una persona ya muy dependiente, la fragilidad se entiende ahora como la situación de una persona mayor aparentemente robusta que, tras una infección, una caída o una hospitalización, se vuelve mucho más vulnerable y corre riesgo de perder su autonomía. Según explica, la fragilidad afecta a alrededor del 14% de las personas mayores que viven en su domicilio y al 45% de quienes residen en centros, se asocia a más caídas, discapacidad y mortalidad, pero tiene una ventaja decisiva: se puede prevenir e incluso revertir si se detecta a tiempo.

Atención primaria como primera línea de defensa

Para lograrlo, la Dirección General de Salud Pública trabaja junto al Ministerio de Sanidad en un documento sobre fragilidad y caídas que pretende situar la detección precoz en el centro de la atención primaria y comunitaria. El objetivo es que evaluar la fragilidad se convierta en una práctica habitual en los centros de salud, de manera que se pueda intervenir antes de que la pérdida de fuerza, movilidad o equilibrio se traduzca en dependencia. Company insiste en que la salud no se construye solo en las consultas, sino en los entornos donde se vive y se participa socialmente, por lo que la coordinación con los municipios y la creación de entornos amigables para las personas mayores resultan esenciales.

Hábitos, proyecto de vida y soledad no deseada

La técnica de Salud Pública constata que cada vez más personas se jubilan con proyectos vitales concretos —viajar, hacer voluntariado, estudiar, tocar en una banda de música— y que para cumplir esos planes es imprescindible llegar a esa etapa en las mejores condiciones posibles. De ahí la importancia de combinar alimentación saludable, ejercicio físico regular, buen descanso y vida social activa. Company advierte, además, de riesgos crecientes como la soledad no deseada, la malnutrición o los cambios en los modelos familiares, que han reducido la disponibilidad de cuidadores informales, y reclama combatir el edadismo para que la vejez no se asocie automáticamente a inutilidad o carga.

Recomendaciones para un envejecimiento saludable

Entre sus recomendaciones, Company cita la dieta mediterránea, el abandono del tabaco y la reducción del consumo de alcohol, así como la práctica de ejercicio multicomponente —fuerza, equilibrio y resistencia—a través de programas guiados como la plataforma Vivifrail, que permite entrenar desde casa. Subraya también la importancia de tomar correctamente la medicación prescrita y aprovechar las tecnologías de la información para mantener el contacto con familiares y amistades. Todo ello, concluye, configura el mejor seguro posible para que los años extra que hoy ofrece la esperanza de vida se traduzcan en tiempo vivido con autonomía, bienestar y plena participación en la comunidad.