El periodista cultural Javier Moreno nos habla esta semana de la destrucción de estatuas asociadas a movimientos como el ‘Black Lives Matter’. En su opinión, para destruir un símbolo cultural, primero hay que crearlo.
Moreno recuerda que la cultura “no cae del cielo”, sino que se construye mediante el ejercicio del poder, “que solo en contadísimas ocasiones se ve arrastrado por las demandas ciudadanas”. Así, señala que nadie ha sido preguntando por la cantidad de estatuas y emblemas que adornan la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, “decisiones que se han tomado en las administraciones públicas y que a la ciudadanía no le queda otra que tragar”.
Señal que una de las competiciones más “patéticas” que se puede observar en una ciudad es la lucha por poner el nombre a las calles, en las que “grupos de patricios” tratan de elevar a categoría de “artistas” o “políticos eminentes” a “su padre, su madre o su cuñado”. Se trata de una competición que no “desmerece” de otras “igualmente esperpénticas” como la lucha por obtener un premio Canarias o ser nombrado hijo predilecto de la ciudad: “En general, el hijo o la hija predilecta suele coincidir con alguien que nadie conoce”.
Moreno considera que esta “cultura de cartón piedra” que adorna las ciudades nunca estará a salvo, precisamente, “porque se ha construido en torno a lo que le gusta a cuatro gatos y solo representa a esos cuatro gatos”.