Aumenta el malestar emocional entre adolescentes, particularmente en las chicas

Informe HBSC 2022

Informe HBSC 2022

La catedrática María del Carmen Moreno Rodríguez, apunta que «las políticas públicas deben tener en cuenta la perspectiva de género».

El 38,5% de los adolescentes en España manifiesta sufrir dos o más malestares psicosomáticos más de una vez por semana, según los datos del estudio HBSC de 2022, elaborado por el Ministerio de Sanidad en colaboración con la Universidad de Sevilla y auspiciado por la Organización Mundial de la Salud. La directora del informe, la catedrática María del Carmen Moreno Rodríguez, subraya que «el aumento del malestar emocional es particularmente preocupante en las chicas», entre quienes la prevalencia alcanza el 60,3% a los 17 y 18 años.

Diferencias de género en la salud emocional

El estudio revela que mientras el 51,2% de las chicas reporta síntomas como dolores de cabeza, irritabilidad o trastornos del sueño, solo el 25,2% de los chicos se ve afectado. Esta diferencia se acentúa con la edad y también se refleja en la percepción del propio estado de salud: un 33,9% de los chicos considera su salud como excelente frente a un 20,9% de las chicas. Moreno advierte que «las chicas, a pesar de obtener en promedio mejores calificaciones, se perciben con una modestia tremenda», lo que se traduce en una autoexigencia psicológica significativa.

Imagen corporal y presión social

La insatisfacción con el propio cuerpo es otra dimensión donde las chicas salen claramente perjudicadas. A los 17-18 años, el 40% de ellas se percibe «algo o demasiado gorda», frente al 23,5% de los chicos, y el 19,4% declara baja satisfacción con su imagen corporal. «Esto ocurre a pesar de que las chicas están más representadas en la franja de normopeso, mientras que los chicos tienen mayor prevalencia de sobrepeso u obesidad», añade la investigadora.

Cambios positivos: consumo de sustancias a la baja

Pese a estos datos preocupantes, el estudio también aporta hallazgos positivos. Moreno señala que «el descenso en el consumo de alcohol y tabaco ha sido espectacular». En 2002, cerca del 30% de los adolescentes fumaba a diario; en 2022, ese porcentaje se sitúa en torno al 6%. La catedrática destaca que este cambio positivo contrasta con la persistencia de estereotipos sociales que siguen asociando la adolescencia con conductas de riesgo generalizadas.

Nuevas amenazas: cigarrillos electrónicos y presión académica

Los dispositivos como los vapeadores y las cachimbas se consolidan como vías de acceso al consumo de tabaco tradicional. A ello se suma el aumento del estrés académico, especialmente entre chicas. «Les preguntamos cuánto les agobia el trabajo cotidiano del instituto, y ahí vemos un crecimiento brutal en la percepción de estrés entre ellas cada cuatro años», afirma Moreno.

Un enfoque diferenciado por género y entorno

Moreno insiste en la importancia de adaptar las políticas públicas a las diferencias detectadas por género y territorio. «Las comunidades con mayor riqueza económica y menor desigualdad socioeconómica tienden a obtener mejores indicadores», explica. No obstante, añade que factores culturales también ejercen un efecto protector: «En Andalucía, por ejemplo, a pesar de un PIB más bajo, hay estilos de vida que actúan como amortiguadores». Por eso, subraya, «necesitamos políticas de intervención con perspectiva de género y sensibilidad territorial».