La presidenta de la Asociación de Ganaderos y Agricultores de Canarias, Ángela Delgado, denuncia que la UE «quieren meter en el mismo saco a toda Europa y eso nos hace insignificantes»
La presidenta de la Asociación de Ganaderos y Agricultores de Canarias (ASAGA), Ángela Delgado, sostiene que el principal frente del sector está hoy en Bruselas y se llama POSEI. Explica que la Comisión Europea plantea meter a las regiones ultraperiféricas dentro del paquete general de la Política Agraria Común a partir de 2028, con una reducción de al menos el 30% y con una gestión nacionalizada, y eso, dice, «nos convierte en un grano de arena en una playa».
Recuerda que el POSEI nace precisamente para compensar la lejanía, la insularidad, las explotaciones pequeñas y los sobrecostes de producir en Canarias, algo que «no es comparable a Andalucía, ni a Galicia, ni a ningún territorio continental». Por eso insiste en que las RUP —Canarias, Azores, Madeira, los territorios franceses de ultramar— han hecho un frente común para mantener un programa separado: «esto sería un desastre para el archipiélago canario» si se aprueba tal cual.
Delgado ve «un halo de esperanza» tras la última reunión en Bruselas porque el Parlamento Europeo también ha mostrado reparos, pero avisa de que la propuesta incluye frases «tendenciosas» que permiten sacar dinero del campo para otros fines —defensa, sanidad europea— en nombre de la simplificación. «Eso no es eliminar burocracia, eso es quitarse el muerto de encima y pasárselo a los Estados», afirma, y añade que si el reparto lo hace Madrid «puede pasar que no interese Canarias» y que los fondos vayan a otro sitio. Por eso reclama a los eurodiputados canarios y españoles que mantengan la presión «hasta que la Comisión dé marcha atrás y vuelva a presentar los programas POSEI aparte del resto».
Alertas sobre Tarfaya y los controles
La presidenta de ASAGA se detiene también en la posible reapertura de la línea marítima entre Fuerteventura y el puerto marroquí de Tarfaya. «Nos declaramos totalmente en contra de la apertura del tránsito rodado del puerto de Tarfaya», afirma con rotundidad, porque ese tráfico de camiones, coches y carga «significaría que por ese puerto nos van a entrar todas las plagas y enfermedades que nos faltan». Aclara que el sector no se opone a que haya un puesto de inspección fronteriza (PIF) «con toda la seguridad y la última tecnología», pero recalca que abrir sin personal suficiente «es abrir una puerta para que entre todo de cualquier manera». Recuerda que ya hoy los PIF de Tenerife y Gran Canaria «no están dotados al 100%», que hay días en que no se trabaja todo lo que se debería y que «si abrimos un tercero en Fuerteventura lo vamos a abrir en precario».
Delgado añade un argumento identitario: Fuerteventura tutela la cabra majorera y razas autóctonas «envidiables para el resto del mundo», muy productivas en leche, que quedarían expuestas a patologías y parásitos que sí están presentes en la Península. «Es que las tendríamos a los quince días», alerta. Además, advierte de que por esa vía pueden entrar productos más baratos, tratados con fitosanitarios prohibidos en la Unión Europea, que acabarían compitiendo con la producción local y, lo que es más grave, «suponiendo problemas de salud en la población porque no hay control». Por eso resume la posición de ASAGA en una frase: «tránsito de contenedores, si se dota bien el PIF, podemos discutirlo; tránsito rodado, no».
El agua, un problema que tarda 10 o 15 años
La dirigente agraria aprovecha para recordar que la otra gran limitación del campo canario sigue siendo el agua de riego. Reconoce que se ven avances con desaladoras y depuradoras en islas como Fuerteventura, Lanzarote, Tenerife o Gran Canaria y que hay un horizonte razonable para que las zonas costeras hasta los 200 o 300 metros de altitud puedan regarse con aguas depuradas «correctas incluso para productos biológicos». Pero marca un matiz: «todos los temas hidráulicos tardan entre 10 y 15 años», no se montan de un día para otro y siguen quedando pendientes las medianías, porque bombear hasta arriba requiere inversiones y energía. De momento, dice, el sistema de galerías y pozos está «bastante estancado» porque las concesiones van a vencer y la gente no invierte ante tanta burocracia.
Delgado concluye que, si se quiere mantener la agricultura de proximidad, proteger las razas autóctonas y sostener un sector que ya es pequeño y disperso, hay que actuar en tres frentes a la vez: blindar el POSEI para que no se diluya en la PAC general; asegurar que cualquier nueva puerta de entrada tenga controles reales y personal estable; y acelerar las obras hidráulicas para que el riego no se convierta en un cuello de botella. «No es que no queramos abrirnos, es que tenemos que abrirnos con seguridad», sentencia.