Amigos de las Pardelas inicia la campaña anual de rescate

Pardela cenicienta | Foto: Gobierno de Canarias

Pardela cenicienta | Foto: Gobierno de Canarias

Mario Marrero, miembro de la entidad, señala que estas aves pueden vivir unos 40 años «y siempre vuelven a criar al mismo lugar donde nacieron».

Entre el 15 de octubre y el 15 de noviembre, la asociación Amigos de las Pardelas impulsa su tradicional campaña de rescate y protección de las pardelas cenicientas, una especie marina que anida en las costas canarias y cuyos pollos, al realizar su primer vuelo, suelen desorientarse por las luces artificiales. «Los pollos nacen en julio y en estas fechas dejan el nido para volar hacia el mar», explica Mario Marrero, miembro de la entidad. «Siguiendo su instinto, buscan la luz de la luna, pero las farolas, los coches o los puertos iluminados los confunden y terminan cayendo al suelo».

Las pardelas son aves adaptadas al mar, pero muy torpes en tierra, donde «solo encuentran problemas», desde ratas y gatos hasta obstáculos como las tuneras o el rabo de gato. Por eso, señala Marrero, «si pudieran poner sus huevos en el mar, no se acercarían nunca a tierra».

Cuando una pardela cae al suelo, lo primero es «protegerla de animales o personas», detalla el portavoz. «Hay que cogerla con cuidado por las alas y la cola, colocarla en una caja de cartón con agujeros y llamar al 112 o al Cabildo insular». El protocolo activa a los servicios de emergencia o medioambiente, que la recogen y liberan al día siguiente si no está herida.

La asociación también desarrolla un programa educativo en colegios e institutos. «Llevamos a los centros pardelas recuperadas para que los niños las conozcan, comprendan sus dificultades y aprendan a reaccionar si se encuentran una», comenta Marrero. Estas aves, con una envergadura de hasta 1,25 metros, son símbolo de la biodiversidad canaria y ejemplo de resistencia: «Pueden vivir unos 40 años y siempre vuelven a criar al mismo lugar donde nacieron», añade.

Una llamada a la conservación

El portavoz recuerda que reducir la contaminación lumínica «no solo beneficia a las pardelas, también a nuestra propia salud». «La oscuridad natural es necesaria para descansar y para que la vida nocturna siga su ritmo», afirma. Amigos de las Pardelas pide mantener la colaboración ciudadana y la conciencia ambiental que ha permitido salvar cientos de ejemplares cada año. «Estas aves son patrimonio de todos los canarios —concluye Marrero— y cuidarlas es asegurar que las generaciones futuras puedan seguir viéndolas sobrevolar nuestras costas».