Pedro Quevedo: “Con el PP, la apariencia de independencia judicial se va al garete”

Pedro Quevedo, diputado de Nueva Canarias | Foto: NC

Pedro Quevedo, diputado de Nueva Canarias | Foto: NC

El diputado de Nueva Canarias afirma que no votó a los candidatos conservadores para el Tribunal Constitucional.

El diputado de Nueva Canarias, Pedro Quevedo, afirma que con la propuesta del Partido Popular para cubrir las vacantes en el Tribunal Constitucional “se va al garete la independencia judicial”.

Quevedo se refiere a las propuestas de Enrique Arnaldo y Concepción Espejel cuyas trayectorias, a su juicio, contradicen el discurso de los populares sobre la independencia del poder judicial”. Considera que estas propuestas se enmarcan en la estrategia popular de “cuanto peor, mejor”, algo que no cree que puedan mantener en el tiempo que queda de legislatura.

Por ese motivo, no votó a favor de esas candidaturas, de la misma manera que se abstuvo en la elección de los miembros del Tribunal de Cuentas porque no conocía a ninguno de ellos. Sin embargo, apoyó el nombramiento de Ángel Gabilondo como defensor del pueblo, por ser una persona de reconocida trayectoria.


Precios de la energía 

En otro orden de cosas, Quevedo no cree que vaya a ser fácil poner coto al incremento de los precios de la energía, pues se trata de un asunto “opaco”, algo que es completamente inconveniente cuando se trata de un bien de primera necesidad. 

Señala que uno de los obstáculos a los que se enfrenta el Gobierno de Pedro Sánchez es la resistencia de la propia Unión Europea, que muestra reservas para “meterse con este tipo de poderes” y “se pone de perfil ante las intervenciones en el mercado”.

Mediana de las aguas con Marruecos

Quevedo insiste en la necesidad de fijar de forma definitiva la mediana que separa a las aguas canarias de las de Marruecos, en aplicación del derecho del mar. Destaca que, a este respecto, el Gobierno central se ha puesto “de perfil” por el chantaje del país alauí y recuerda que España no debe aceptar la posición de Marruecos con El Sáhara pues se trata de una zona en el que España es, precisamente, la potencia administradora.