Asamblea Siete Islas denuncia en el Parlamento que la falta de plazas sociosanitarias en Canarias bloquea la sanidad pública y condena a cientos de mayores a vivir en hospitales
La sanidad pública canaria se encuentra ante una crisis silenciosa que amenaza con colapsar el sistema: más de 1.000 camas hospitalarias están ocupadas por pacientes dados de alta médica, la mayoría personas mayores sin posibilidad de volver a casa por falta de recursos o cuidados. Así lo denuncia Octavio Sánchez, portavoz de la Asamblea Siete Islas, que ha registrado más de 13.000 firmas ciudadanas y ha solicitado intervenir en el Parlamento de Canarias para exigir soluciones urgentes.
«Esta situación es insostenible», afirma Sánchez. Según los datos de la plataforma, hay actualmente más de 600 pacientes sociosanitarios ocupando camas en hospitales públicos, y cerca de 400 más en centros privados concertados. «Estamos hablando de personas que no necesitan atención hospitalaria, pero que no pueden ser dadas de alta porque no tienen a nadie que los atienda en casa o porque sus viviendas no están adaptadas», explica.
La causa estructural del colapso en urgencias
Para Sánchez, esta realidad es el origen de buena parte del colapso que se vive en las urgencias hospitalarias. «No hay camas libres para ingresar nuevos pacientes. Y eso genera un cuello de botella que repercute en todo el sistema: se saturan las urgencias, se alargan las listas de espera y se malgastan recursos que podrían destinarse a otros servicios», sostiene. Añade que este no es un fenómeno reciente: «En 2021 ya había unos 300 pacientes en esta situación. En solo cuatro años se ha duplicado».
Una puerta falsa para acceder a una residencia
El portavoz denuncia también una práctica encubierta: el ingreso hospitalario se convierte, en muchos casos, en una puerta falsa para acceder a una plaza en una residencia pública. «Hay más de 9.000 personas valoradas por los servicios sociales que están esperando una plaza sociosanitaria. Pero muchos de los que están en los hospitales ni siquiera están valorados aún, lo que significa que su caso ni siquiera ha entrado oficialmente en la lista de espera», dice Sánchez. «Es una injusticia y una trampa del sistema».
El precio del bloqueo: un derroche económico
Además del coste humano y sanitario, la situación conlleva un despilfarro económico. Sánchez aporta una cifra contundente: «Una cama hospitalaria cuesta en torno a 700 euros diarios. Una plaza en una residencia sociosanitaria cuesta menos de 100. El gasto se multiplica por siete sin ninguna mejora en la atención». Y añade: «Estamos dilapidando el dinero de todos los canarios por no invertir lo que toca en servicios sociales».
Centros de día: una alternativa olvidada
Desde la Asamblea Siete Islas también se propone fortalecer una red de centros de día que permitan a muchas familias compaginar el cuidado de sus mayores con sus obligaciones laborales. «Hay muchísimas personas que trabajan y que podrían cuidar de sus padres o madres si tuvieran un lugar donde dejarlos durante el día», explica Sánchez. «Los ayuntamientos tienen herramientas legales para habilitar centros en suelo rústico. Lo que falta es voluntad».
Una comparecencia urgente en el Parlamento
La Asamblea ha solicitado comparecer ante la Comisión de Sanidad y la de Derechos Sociales del Parlamento de Canarias, así como intervenir en pleno, con el objetivo de que el problema se visibilice y se aborde con urgencia. «Ya hemos dicho basta. No vamos a esperar a que el sistema reviente. Las camas hospitalarias no son plazas sociosanitarias y los hospitales no son residencias», sentencia Sánchez.
El envejecimiento de la población agrava el escenario
Canarias es una de las comunidades autónomas con mayor crecimiento del envejecimiento poblacional. «Esto no es una emergencia temporal, es una tendencia estructural que irá a más», afirma el portavoz. «Si no se actúa ya, en tres o cuatro años el colapso será total. Los hospitales no podrán ingresar a nuevos pacientes. Y lo peor es que lo estamos viendo venir sin que se tomen medidas reales».
Una llamada a la sociedad y a las instituciones
Octavio Sánchez concluye con un mensaje claro: «Esto no es un problema de gestión técnica. Es una cuestión de dignidad. Nadie merece terminar sus días aparcado en un hospital, sin intimidad, sin asistencia adecuada y ocupando una cama que otros necesitan. Las familias están al límite. La sociedad canaria no puede mirar hacia otro lado».