«Nos han tirado la pared del baño y han intentado tapiarnos con una plancha de acero»

Vermutería «La Valentina» | Foto: La Valentina

Vermutería «La Valentina» | Foto: La Valentina

Los propietarios de la vermutería «La Valentina» denuncian la ocupación de metros de su local durante la reforma del hotel colindante.

Laly Rodríguez, propietaria del bajo donde funciona la vermutería «La Valentina» en la calle Ferreira (La Isleta, Las Palmas de Gran Canaria), afirma que la empresa promotora del hotel de cuatro estrellas contiguo «ha derribado un tabique de nuestro baño, dice que ese espacio le pertenece y ha intentado tapiarlo con una plancha de acero». Sostiene que los hechos se producen en el límite con el edificio adquirido por la promotora, que «compró todo el inmueble salvo nuestro local», y que la actuación ha obligado a cerrar el negocio. «Nos han dejado sin luz», asegura. 

De la presión para comprar al derribo del tabique

Rodríguez relata que, tras una primera toma de contacto «sin una oferta seria» —«¿por qué no me vendes el local y te pongo un apartamento?», afirma que le plantean—, empezaron «las llamadas con acoso y amenazas». Explica que la empresa «primero abrió un boquete en la pared del baño y luego tiró el tabique abajo», dejando «paredes y suelo totalmente destrozados». «Cuando intentamos levantar otra vez la pared, nos daban patadas y tiraban bloque a bloque», añade. 

Corte de suministro y cierre del negocio

La propietaria denuncia que «una mañana, al abrir, no había luz». Según su versión, la compañía eléctrica comprobó que «el contador estaba bien» y que «el problema venía de un cable que pasa por el edificio hasta nuestro cuadro eléctrico», pero «se les negó la entrada para reparar». «La vermutería está cerrada desde hace dos meses y los inquilinos, tres hermanos con dos o tres empleados, no pueden trabajar», dice. Piden poder separar la acometida eléctrica «para no depender del edificio colindante y poder reabrir». 

Un conflicto que salta a los juzgados

Rodríguez indica que el litigio «va por lo civil» y que ya solicitaron medidas cautelares. «Primero se paralizaron las obras en la zona del baño hasta el juicio, pero luego el juez permitió continuar en esa zona», sostiene. Asegura que, tras esa resolución, «arrancaron puerta y bastidor del baño» y «tapiaron con una plancha de acero» el hueco, acción que sus inquilinos acabaron retirando «porque no podemos permitir que se apropien del espacio». «La justicia va lentísima», insiste. 

«La policía no hace nada» y los vecinos se organizan

La propietaria asegura que, pese a las llamadas, «la policía no hace nada» y que se sienten «desamparados». En paralelo, destaca «el apoyo del barrio»: «los vecinos se brindaron a hacer guardia para que pudiéramos descansar y se organizó una concentración espontánea». «Nos ayudan clientes de la vermutería y de mi antigua boutique», explica, agradeciendo «la solidaridad de la gente de La Isleta». 

El promotor y la compra del edificio

Sobre la propiedad del inmueble en reforma, Rodríguez afirma que «el contacto es un representante italiano» de la empresa promotora del hotel y que «compraron todo el edificio, que tenía una única vecina, excepto nuestro local a pie de calle». Reitera que «no hay una propuesta de compra formal», sólo «presiones» y «mensajes de que se quedarían sin terraza y sin trabajo». «No estoy interesada en vender: es un local familiar desde hace más de 50 años», subraya. 

Impacto personal y reivindicación

«Estoy en quimio», confiesa Rodríguez, pero recalca que «ni esta enfermedad me va a impedir seguir luchando por lo nuestro». Dice que «no soporta las injusticias» y que continuará denunciando «lo que considera un caso de gentrificación y expulsión en la zona del Puerto-La Isleta». «Vamos a seguir dando la lata en los medios, con manifestaciones si hace falta», concluye. 

La propietaria solicita «poder restituir el baño y la pared, recuperar la luz con una acometida independiente» y «garantías para reabrir sin hostigamiento». Mientras el pleito avanza, reclama «amparo institucional y policial para evitar nuevas intrusiones» y «celeridad judicial». «No podemos esperar a que un juez, dentro de meses, decida sobre un espacio que ya han ocupado de hecho», afirma. 

«La Valentina» ocupa «el único bajo a pie de calle» del edificio en la confluencia de Ferreira con Faro; «el resto del inmueble está a dos alturas y con sótano», precisa Rodríguez, que asegura aparecer en vídeos difundidos en medios discutiendo con el representante de la promotora «cuando intenta entrar en mi espacio». «Arancaron la puerta del baño y siguieron demoliendo», sostiene.