Carlos Álvarez: «Acerina González no ha sufrido acoso: ha tenido plena libertad para trabajar»

Ayuntamiento de Guía de Isora | Foto: Ayuntamiento

Ayuntamiento de Guía de Isora | Foto: Ayuntamiento

El portavoz del Partido Popular en el Ayuntamiento de Guía de Isora, asegura que no se le retiraron competencias y señala que se le reasignaron áreas «por necesidad de gestión».

Carlos Álvarez, portavoz del Partido Popular en el Ayuntamiento de Guía de Isora, rechaza tajantemente que la concejal Acerina González haya sido víctima de acoso laboral. El también primer teniente de alcalde y responsable de Cultura, Patrimonio Histórico, Fiestas, Ocio y Tiempo Libre, sostiene que la concejal contó en todo momento con libertad para desempeñar su trabajo y que el cambio en la estructura del gobierno local respondió exclusivamente a motivos técnicos.

Niegan las acusaciones de acoso

«Acoso laboral entre concejales es imposible», afirma Carlos Álvarez sin ambages. El dirigente popular asegura que las acusaciones de Acerina González —quien ha denunciado públicamente haber sufrido hostigamiento, trato humillante y descalificaciones— no se corresponden con la realidad del trabajo cotidiano en el consistorio isorano.

Según Álvarez, la concejal en cuestión se mantuvo ausente durante cinco meses, en baja médica, sin dar señales ni responder a los intentos de contacto del grupo de gobierno: «Le preguntábamos si podía conectarse a los plenos, pero nunca se conectó, nunca respondió». Y añade que, pese a la situación, nunca recibió comentarios directos de ella sobre un posible malestar: «Nunca me dijo que se sintiera mal ni deprimida. Siempre la noté normal».

Cambio de competencias por motivos técnicos

Uno de los puntos más sensibles de la polémica es el relevo de Acerina González en la gestión de los Servicios Sociales, un área que, según datos publicados en prensa, situaba al municipio entre los peor valorados del Estado en términos de inversión. Álvarez justifica la medida como una respuesta necesaria: «Tuvimos que actuar. No podemos permitir que un servicio esencial esté mal calificado».

El portavoz explica que la concejalía se había dividido inicialmente entre dos áreas: Servicios Sociales por un lado y Mayores por otro. Con el paso del tiempo, esta duplicidad se reveló ineficaz: «Fue un error desde el principio. El personal era el mismo, y eso generaba retrasos en la atención. Decidimos unificarla bajo una sola persona».

Acerina González no perdió su condición de concejal, subraya Álvarez. «Se le reasignó Patrimonio, un área muy importante ahora mismo con varios proyectos de restauración en marcha». También se le ofreció la gestión de Formación. «Aquí nadie es dueño de una parcela. Mañana yo puedo dejar Cultura y llevar Servicios Sociales. Esto es un servicio público, no un cargo vitalicio».

Relaciones personales y clima interno

Preguntado por el ambiente dentro del grupo de gobierno, Álvarez admite que existieron tensiones entre la concejal y otros compañeros: «Desde el principio tuvo problemas con otros compañeros, quizás por ego. Pero no hubo ni gritos ni enfrentamientos graves. En una reunión le tuve que pedir que bajaran la voz, pero eso no es acoso».

Añade que la política no está exenta de tensiones: «Todos tenemos insomnio, todos pasamos estrés. Pero no puede confundirse eso con acoso. Ella tuvo libertad absoluta para trabajar y nadie se metió en su área». De hecho, insiste en que nunca se le indicó qué hacer o cómo debía actuar dentro de sus competencias: «Ella decidía por sí sola. No hubo interferencias».

La estabilidad del gobierno local

Respecto a la posible repercusión política de esta crisis, Carlos Álvarez se muestra tranquilo. Niega que exista riesgo de moción de censura y asegura que la edil tampoco ha planteado un cambio de alianzas: «Ella ha dicho que va a trabajar desde la oposición, y eso es lícito. Pero no ha insinuado que vaya a alterar la mayoría municipal».

Recuerda también que otro concejal abandonó la coalición hace más de un año sin que ello supusiera un cambio en la gobernabilidad: «Sigue trabajando desde fuera, sin conflictos. Tenemos buena relación con él». A su juicio, el gobierno local no está en peligro: «No lo creo. No ha habido movimiento alguno que indique lo contrario».

Una reflexión sobre el compromiso público

Más allá del caso concreto, Carlos Álvarez plantea una reflexión sobre el ejercicio de la política municipal: «Esto no es obligatorio. Estamos aquí porque queremos servir. Si alguien no está a gusto, puede dejar su acta. Nadie está obligado a permanecer».

Concluye insistiendo en que no ha habido actuaciones contra nadie, sino decisiones para mejorar la gestión: «Si cambiar un área por el bien del municipio se considera acoso, entonces no sé cómo se puede gobernar. Hay que tomar decisiones, aunque no gusten a todos».

El tiempo dirá si la polémica se agota en este cruce de declaraciones o si la situación interna del consistorio de Guía de Isora sigue generando titulares. De momento, el Partido Popular cierra filas en torno a su gestión.