Antonio Doreste desvincula su renuncia a la reelección como presidente del TSJC de su actuación en el caso Grúas

El magistrado se muestra "nada arrepentido" y "muy seguro" de sus votos particulares en el procedimiento que afecta a Fernando Clavijo.

El hasta ahora presidente del Tribunal Superior de Justicia de Canarias (TSJC), Antonio Doreste, desvincula su anunciada renuncia a la reelección con los votos particulares emitidos en el denominado 'caso Grúas' en el que está procesado el expresidente del Gobierno canario, Fernando Clavijo.

Asegura estar "nada arrepentido" y "muy seguro" de sus resoluciones, una de las cuales se apoyaba en un informe del Consejo de Estado. Señala que ya no se sabrá si tenían razón los que defendían mantener el caso en el TSJC o elevarlo al Tribunal Supremo porque el asunto ya está en la sede del más alto tribunal, pero por motivo del aforamiento como senador de Clavijo. Señala que lo ha sido "cómodo" discrepar de sus compañeros de sala y hacer votos particulares "continuamente". 

Prevaricación, un "delito-chicle"

Doreste recuerda que, en cualquier caso, no está excluida la posibilidad de que el caso vuelva al TSJC, si Clavijo renunciara al cargo de senador. Asimismo, pone énfasis en que el delito de prevaricación, del que se acusa a Clavijo, no exige que exista un daño para la administración, pues basta con que se demuestre que tomó decisiones de una manera "manifiestamente contraria a derecho". Se trata, dice, de un "delito chicle", que depende de la interpretación de jueces y fiscales, y que exige preparación en materia contencioso-administrativa "que los jueces penales no suelen tener".

El magistrado defiende los aforamientos, incluso su extensión, "aunque de manera distinta". Entiende que lo que es deseable es que a determinadas personas públicas no las juzgue un tribunal que pueda tener una opinión formada sobre él o ella.

Lamenta que en algunos casos judiciales se haya creado un "clima de culpabilidad" en la opinión pública, algo que, a su juicio, no beneficia a la imagen de la justicia. No obstante, recuerda que la justicia debe actuar cuando hay indicios, pues si no investigara en ese caso, "también afectaría a su credibilidad".

Afirma que no se sintió chantajeado ni cree que hubiera un intento de chantaje por parte del juez Santiago Alba. No lo "demoniza" a pesar de que Alba se querelló contra él: "Estaba en una situación difícil". Concluye que le produce "pena y tristeza como se ha desarrollado todo".

No hay machismo en la justicia

Doreste desmiente que haya machismo en la administración de justicia, pues "la tendencia es seguir lo que dice la ley, y la ley es claramente discriminatoria a favor de la mujer". Considera que se está llegando a unos límites de protección del feminismo "que no se me ocurre qué más medios podemos poner contra el machismo".

Asimismo, no es favorable de la consideración de los tribunales europeos como instancias superiores a los tribunales españoles pues considera que tienen otras perspectivas y "están un poco alejados". 

Su renuncia

Asegura que su renuncia a la reelección a la presidencia del TSJC no ha tenido "nada que ver" con las las críticas recibidas por sus votos particulares en el caso Grúa. Por el contrario, afirma que se va "contento" y con la sensación de un "saldo positivo", a tenor de que en su despedida fue ovacionado por personas de distinto signo: "Algunos dicen que soy demasiado bueno y que en algún caso tenía que haber actuado más enérgicamente". A su sucesor le  aconseja "prudencia, aguante y que no se ilusione con el cargo porque no es nada agradable".