➤ «La música urbana latina y las redes sociales están siendo muy importantes» ➤ «Hemos logrado registrar más de 20.000 palabras» ➤ «Cada hablante decide si integra los usos locales en su vida o los rechaza»
Teresa Cáceres, catedrática de Lengua Española de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), imparte la lección inaugural del curso bajo el título «¿Están muriendo los canarismos?» y explica que su propósito es alternar «erudición y divulgación», como demanda el marco europeo de educación superior. «Impacta bastante», afirma sobre una intervención que busca llevar el debate sobre el léxico canario a un público amplio.
La profesora detalla que la ULPGC acaba de firmar un convenio con la Real Academia Española y que la universidad la nombra responsable de esa colaboración. «El convenio va por esa línea: recuperar los canarismos en la RAE», subraya, encuadrando su lección magistral en ese compromiso institucional.
Música urbana y redes sociales, motores de visibilidad
Cáceres afirma que la música urbana latina y las redes sociales son «los dos grandes fundamentos» que sustentan su conclusión: «los canarismos no se están perdiendo». Recuerda que el Instituto Cervantes apunta desde hace años a la expansión del español apoyada en la escena urbana y añade que artistas canarios y plataformas digitales revalorizan el vocabulario local. «Yo creo incluso que hay un revoloteo», dice, antes de precisar: «Sí, hay una revalorización muy importante».
No confundir canarismo con vulgarismo
«Canarismo no es igual a vulgarismo», insiste. Explica que el estigma procede, en parte, del predominio de la transmisión oral —que genera dudas ortográficas—, pero reivindica que «los canarismos son correctos» si se escriben y pronuncian bien. «Tenemos que transmitir seguridad: ustedes es correcto; nuestra entonación es correcta», añade, apelando al papel de las generaciones mayores como puente de confianza.
Un patrimonio léxico vasto y bien estudiado
La catedrática sostiene que «la modalidad canaria es la mejor estudiada del mundo hispano» y recuerda una tradición de investigación que arranca en los siglos XVIII y XIX, con aportaciones como la monografía «El español de Tenerife» de Manuel Alvar (1955). «Ahora mismo tenemos 20.000 palabras», señala; «se han registrado 20.000 palabras», precisa, aunque advierte que «es imposible que todos los hablantes controlen todos los canarismos».
Para quien quiera «refrescar» su vocabulario, Cáceres remite a herramientas como el Diccionario histórico del español de Canarias —«abierto y aceptado por la RAE como obra importante»— y al diccionario en línea de la Academia Canaria de la Lengua, además de recursos del Gobierno de Canarias. «Hay que buscarlo: tiene gran presencia en internet», dice sobre la ACL.
Identidad, diversidad y estandarización
Interpelada sobre si el caudal léxico justificaría una lengua propia, zanja: «El canario es un dialecto, no está estandarizado». Plantea que la estandarización «haría perder identidades» insulares y defiende, en cambio, aportar «nuestra identidad local» al proyecto europeo. La singularidad canaria, añade, procede de un «laboratorio» histórico de contactos atlánticos donde conviven coincidencias con Andalucía y América y un sustrato guanche.
Cada persona tiene que decidir qué hace con los canarismos: ¿los integra en su vida normal o los rechaza?», resume. Y matiza: se trata de escoger en función del contexto y con buen uso escrito y oral. Pone ejemplos de términos afectivos —«magua», «pírgano»— que perviven por lazos familiares, y de voces de circulación general que conectan emoción, humor y memoria.
Cultura popular y normalización de usos
Cárceres reconoce la contribución de los humoristas a la normalización expresiva —cita a Manolo Vieira, Juan Luis Calero o los nuevos cómicos— y recuerda que el repertorio canario «se puede usar en muchos contextos comunicativos». Sobre el trato coloquial, defiende que expresiones como «tolete» son «perfectamente correctas» cuando el contexto lo permite.
A preguntas de la audiencia, apunta que la visibilidad institucional puede crecer: pone como ejemplo la decisión del Ayuntamiento de La Laguna de incorporar léxico canario en las actas y anima a que el Parlamento y otras administraciones impulsen medidas semejantes, siempre cuidando la escasa estandarización. «Son decisiones que están en nuestras manos», afirma.
Ortografía y prestigio: escribir bien también es identidad
La docente aboga por «utilizar canarismos bien escritos y bien pronunciados», como señal de cultura y autoestima lingüística. «No estamos encerrados en una torre de marfil», dice sobre su escucha atenta de la música urbana —de Residente a Bad Bunny— para interpretar el presente sociolingüístico. «Tenemos proyectos de estudio del léxico apoyados con fondos europeos y del Gobierno de España», agrega, como prueba del prestigio académico del campo.