El historiador del patrimonio Néstor Verona reivindica la interpretación histórica y teatralizada como una herramienta clave para que la ciudadanía se emocione con los lugares que habita.
El historiador del patrimonio Néstor Verona reivindica la interpretación histórica y teatralizada como una herramienta clave para que la ciudadanía se emocione con los lugares que habita. En plena celebración del 25º aniversario de La Laguna como Ciudad Patrimonio de la Humanidad, recuerda que «poner en valor nuestro patrimonio es poner en valor nuestra cultura y al final es lo único que le vamos a dejar a nuestro futuro, a nuestros hijos, a nuestros nietos», y subraya que su trabajo consiste en diseñar proyectos que conecten los datos históricos con experiencias vivas para escolares, turistas y público local.
Rutas teatralizadas para contar la ciudad
Verona se forma en Historia del Arte y se vincula durante años a la Universidad de La Laguna en proyectos de investigación, hasta que la entonces técnica de Patrimonio, Fátima Melián, lo invita en 2003 a realizar sus primeras visitas guiadas con motivo del cuarto aniversario de la declaración de la Unesco. A partir de ahí desarrolla una trayectoria como profesional autónomo, combinando divulgación y creación escénica. Explica que, dos o tres años después de aquellas primeras rutas, propone introducir teatro en las visitas y que esa mezcla de rigor histórico y dramatización se convierte en la base de su carrera, con compañías como Burka Teatro y actores dirigidos por Nacho Almenar.
«Asesinato en el Leal»: historia, cine y juego policíaco
Uno de sus proyectos más conocidos es «Asesinato en el Leal», que suma ya cinco temporadas en el Teatro Leal. A partir de un hecho real —el asesinato en 1933 de José González Rivero, primer director del teatro y pionero del cine en Canarias—, Verona construye un itinerario teatralizado por el hall, los camerinos, la caja escénica y la azotea del edificio. El público recorre los espacios mientras intenta resolver el crimen, en una trama inspirada en las novelas de Agatha Christie. El historiador subraya que el éxito del formato se debe a que el espectador «se mueve por el teatro, se divierte, pero al mismo tiempo conoce quién fue González Rivero, qué significó el cinematógrafo y por qué este edificio es tan importante para la ciudad».
Del pleito insular a la historia marítima
Más allá del Leal, Verona diseña rutas como «La Gallera», pensada para el alumnado de Secundaria de los institutos laguneros. En esta propuesta recrea los orígenes del pleito insular a finales del siglo XVIII y principios del XIX, con un canarión que acude al Consulado del Mar —ubicado en la calle Bencomo— para denunciar la captura de su barco por los británicos. A través del conflicto teatral entre comerciantes de Tenerife y Gran Canaria introduce episodios como la llegada de Nelson, el cierre de puertos por enfermedades o las tensiones económicas entre islas. «Se trata de que la gente lo pase bien, pero que al mismo tiempo se lleve contenidos y fechas en la cabeza», resume.
Interpretar el patrimonio para implicar a la ciudadanía
Verona imparte clases de interpretación del patrimonio en la Universidad Iriarte a estudiantes de Turismo y defiende que el objetivo de estas actividades es lograr una «conexión intelectual y también emocional» entre las personas y los lugares que visitan. «Al final se trata de una actividad de interpretación patrimonial», insiste: leer un artículo, detectar un suceso con «un poquito de chicha», documentarlo y convertirlo en un guión que respete los datos y, al mismo tiempo, funcione como espectáculo. A su juicio, solo así se consigue que la ciudadanía se involucre en la conservación y salvaguarda de los bienes históricos, más allá de las grandes efemérides.
Turismo cultural frente al modelo de masas
El historiador se declara defensor convencido del turismo cultural, al que considera «mucho más sostenible que el turismo de masa y que el turismo al que estamos acostumbrados en el modelo canario». Explica que este tipo de visitante es más minoritario, gasta más y necesita infraestructuras como teatros, museos y rutas especializadas, en lugar de grandes resorts. Esa apuesta, sostiene, reduce la presión sobre el territorio y refuerza la idea de La Laguna como ciudad de cultura, con una agenda que va mucho más allá de las fiestas: conciertos, exposiciones, actividades en exconventos y una programación estable de propuestas interpretativas.
Nuevos escenarios y relatos para el futuro
Aunque gran parte de su trabajo se desarrolla en La Laguna, Verona confiesa que le gustaría llevar formatos similares a otros municipios del norte de Tenerife, como La Orotava o Garachico. Cita como ejemplo los Jardines Victoria y la historia masónica del panteón, o el proyecto «Indumenta», que realiza junto a Dulce Rodríguez de la Rosa para explicar el sentido de la vestimenta tradicional canaria a través de rutas con música y actores. También juega con ideas futuras, como una propuesta en torno a «Pedro el tinerfeño, el que llegó tarde» en la expedición de Elcano. En todos los casos, la fórmula se repite: investigar, encontrar el relato y convertirlo en una experiencia que haga que vecinos y visitantes «se enamoren de ese patrimonio» y quieran protegerlo.