Las playas canarias tendrán que contar en un año con un plan de seguridad 

Sebastián Quintana, periodista y promotor de la campaña 1.500 kilómetros de costa, destaca la excelencia del decreto aprobado por el Gobierno canario.

Los ahogamientos representan la primera causa de muerte accidental en Canarias, con 93 muertos el pasado año, casi el doble que los fallecidos en accidentes de tráfico. En lo que va de año, han perdido la vida 28 personas, los mismos que en la carretera. Nueve de cada diez personas que sufren estos accidentes son turistas. Se trata, dice Quintana, de una realidad "que a nadie se le oculta, aunque es una muerte silenciada, un tema tabú". Considera que si presumimos de ser destino seguro, "debemos preocuparnos del bien básico del ser humano que es la vida". 

Por eso se felicita de que el Gobierno canario haya aprobado este martes un decreto de seguridad en playas y zonas de baño. Recuerda que no ha habido normativa de seguridad porque el decreto aprobado en el año 2003 se derogó por un cambio de Gobierno: "Hasta antes de ayer, la única norma era una disposición de 1974". El origen de esta norma es una comparecencia parlamentaria del propio Quintana a iniciativa de la socialista Nayra Alemán. Tras la comparecencia, la consejera de Seguridad, Nieves Lady Barreto, se interesó por el tema y se involucró en la elaboración de un decreto de seguridad en las playas.

Lo más importante, señala Quintana, es que esta norma establece un plazo de cuatro años para llevar a cabo todas las medidas de seguridad, lo cual supone una importante dotación de medios, incluyendo entre 500 y 600 socorristas con formación profesional. En el plazo de un año, cada zona de baño debe tener un plan de seguridad. Esto requerirá una inversión de unos tres millones de euros, para los que el Gobierno de Canarias ya ha presupuestado dos millones.

Quintana pone mucho énfasis en la necesidad de formar profesionalmente a los socorristas, porque, en línea generales, los niveles actuales no cubren las necesidades. Denuncia que se ofrecen cursos de socorrista por internet, sin prácticas y sin demostración de que el futuro socorrista siquiera sepa nadar.