Jacques Bulchand: “La economía colaborativa formará parte significativa de ‘la’ Economía”

El profesor de Emprendimiento y Turismo Digital en la ULPGC analiza en "Una guía para entender la economía colaborativa" este fenómeno en expansión

“Aunque la crisis ayudó a que la economía colaborativa despegara, son dos fenómenos” con recorrido distinto, ha dicho durante la entrevista realizada por El Espejo Canario el profesor de Emprendimiento y Turismo Digital en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) Jacques Bulchand. El también coautor, junto con Santiago Melián, del libro Una guía para entender la economía colaborativa vincula esta, más bien, a la aparición y posibilidades de las nuevas tecnologías.

“La colaboración entre personas existe desde siempre”, continuó Bulchand, “lo novedoso es la expansión y el alcance de esos intercambios gracias a las nuevas tecnologías, que nos permite ahora llamarla ‘economía”. Entre las características propias que definen esta subdisciplina “que terminará formando parte significativa de la Economía”, figuran principalmente las de contar con “una plataforma tecnológica y la de prestar servicios entre particulares o microempresas”, puntualizó el profesor, quien puso como ejemplos la vivienda vacacional o el alquiler de coches a través de plataformas como Airbnb o Blablacar, e incluso algunos más imaginativos como los préstamos monetarios y el alquiler de productos de lujo.

Aunque “en España y Europa tenemos normativa para todo”, Bulchand considera que, en algunos sectores, la regularización de estos intercambios todavía constituye “el gran caballo de batalla” debido a la alegalidad en la que se encuentran. Es el caso del alquiler vacacional o el transporte en Canarias, donde el Gobierno ya ha anunciado el estudio y aplicación de normativas. Sin embargo, según comentó el profesor, actualmente el debate entre especialistas se está enfocando más en “desregularizar la economía tradicional que en regularizar la economía colaborativa”, ya que sobre la fiscalidad aplicable “no hay ninguna duda” al tratarse de una renta que genera ingresos.

Respecto a los derechos del consumidor en este tipo de transacciones, “la lógica es que debieras de tener los mismos”, aseguró Bulchand, “lo que pasa es que es cierto que en los sectores aún no regulados” son difíciles de vigilar, por lo que habrá que intervenir sobre ellos “poco a poco, porque lo que no se puede pretender es que una normativa vaya por delante” de una modalidad económica que, por su volumen, aún no puede considerarse negocio.

¿Los nuevos trabajos?

Para el autor de la Guía, aún es complicado, por ser “un fenómeno incipiente” y por la falta de observaciones y estudios al respecto, colegir que las personas que se están dedicando a los intercambios de la economía colaborativa consideran esta actividad como un puesto de trabajo, “más bien es una forma de ganar o de obtener unos ingresos complementarios” porque las cantidades que se manejan difícilmente alcanzan las de un sueldo convencional, por lo que no se contempla aún como una alternativa al desempleo.

“La restauración, el alquiler, el transporte y las finanzas” son los ámbitos en los que más está avanzando la economía colaborativa, señaló Bulchand quien, en colaboración con Melián, ha plasmado en la Guía la evolución de esta novedosa modalidad con el propósito de “aproximarnos al fenómeno de una manera objetiva”, sin declararse “defensores o detractores”.

Una de las conclusiones a la que han llegado los investigadores, recogida en el libro, es que “la variable ‘precio’ influye mucho” en el éxito de la economía colaborativa, así como la “diversificación de la experiencia” del consumidor frente a la estandarización a la que le habían sometido los negocios convencionales como los de hostelería y alojamiento. Del mismo modo, “la conveniencia” (como la de habitaciones o casas adaptadas para ir en familia con niños) es otra variable que se toma muy en cuenta.

En cuanto a la compra-venta de productos, “hay plataformas potentísimas, como la norteamericana Etsy, que están a punto de salir a Bolsa” gracias a la artesanía “en el sentido amplio de la palabra, esto es, productos fabricados por un particular”, muy diferente del concepto ‘artesanía canaria’ que manejamos en el Archipiélago y difícil de incorporar al comercio electrónico donde se han dado “muy pequeños avances”.

Por otra parte, destacó Jacques Bulchand, “Ámsterdam, acordando con Airbnb ‘sacar’ la oferta alojativa vacacional del centro hacia el resto del país para evitar la súper población turística en la ciudad”, como también ocurre en La Barceloneta catalana, puede ser un ejemplo de lo que habrá que hacer en Canarias con las zonas turísticas congestionadas por la demanda.