Empresarios valoran en 2.000 millones de euros las inversiones bloqueadas en Gran Canaria

Agustín Manrique de Lara, presidente de la Confederación Canaria de Empresarios, asegura que no siempre la culpa es de los políticos, sino de los funcionarios, que son valorados por detener los proyectos.

Manrique señala que las más importantes inversiones paradas se encuentran en los municipios de San Bartolomé de Tirajana y Mogán, "y algo en Las Palmas de Gran Canaria", donde el plazo de concesión de licencias sigue superando el año. Asegura que los culpables provienen tanto del sector público como del privado, "pues no nos sentamos en una mesa para estudiar la situación".

Dice no tener dudas de que los alcaldes de San Bartolomé y Mogán no son responsables de la situación, pues "muchas veces los proyectos no se bloquean por los políticos, sino por los funcionarios", a los que "se premia por el valor para parar algo". Señala como caso paradigmático el de la ampliación del muelle de Agaete, algo "increíble", pues "se unen todos los grupos políticos, nos cuesta diez años sacarlo adelante y el valor lo tienen ahora quienes montan una fiesta un sábado sacando un par de miles de personas a la calle". Por todo esto, la isla de Gran Canaria "crece a un ritmo más lento del que podría crecer". Se trata, a su juicio, de una isla "muy dinámica", como lo demuestra el hecho de que tenga el mayor número de empresas internacionalizadas de las islas, pero "no por vocación, sino por no poder invertir en la isla".

Señala, por otra parte, que el Gobierno canario lo ha hecho "razonablemente bien", pues ha logrado sacar adelante la reforma del Régimen Económico y Fiscal (REF) y del Estatuto de Autonomía. Estas cuestiones han salido adelante "de la mano de todos los grupos políticos y las organizaciones empresariales y sindicales". Ahora, es preciso trabajar "desde cada isla para generar proyectos".

Politización del empresariado

Manrique considera que los empresarios han luchado "muy fuerte" para evitar la politización de la clase empresarial. Así lo hicieron sus antecesores Mario Rodríguez y Sebastián Grisaleña "y yo mismo la mantengo". Estima que sería "muy desagradable" que la política volviera a inmiscuirse en la organización de los empresarios.

A propósito de las declaraciones críticas de Grisaleña sobre su gestión, Manrique señala que es "un buen amigo" al que las cosas "le han ido bien en la vida", pero no va criticar "ni a él ni a quejarme de lo que piensen de mi".  Señala que hace su trabajo con los valores que ha ido incorporando a lo largo de su vida.