La viceconsejera de Transición Ecológica, Lucha contra el Cambio Climático y Energía del Gobierno de Canarias, Julieta Schallenberg, vincula la medición con la cuenta de resultados: las empresas pueden reducir su factura eléctrica y su dependencia de combustibles fósiles
Parte de las empresas canarias vinculadas al ámbito marino-marítimo ha comenzado a analizar de forma sistemática su impacto climático en unas jornadas técnicas celebradas en las autoridades portuarias de Las Palmas y Santa Cruz de Tenerife, en las que la viceconsejera de Transición Ecológica, Lucha contra el Cambio Climático y Energía del Gobierno de Canarias, Julieta Schallenberg, ha defendido que el cálculo y registro de la huella de carbono debe verse «no como una obligación, sino como una oportunidad» para mejorar la eficiencia y la rentabilidad empresarial.
Un registro obligatorio que se quiere convertir en palanca de competitividad
Las jornadas «Concienciación sobre Cálculo y Compensación de Huella de Carbono», organizadas por FEDEPORT en colaboración con el Clúster Marítimo de Canarias y promovidas por Proexca y CIDIHUB, se celebraron el martes 18 de noviembre en el salón de actos de la Autoridad Portuaria de Las Palmas y se completaron el miércoles 19 de noviembre en la Autoridad Portuaria de Tenerife.
En la inauguración participaron el viceconsejero de Economía e Internacionalización y vicepresidente de Proexca, Gustavo González de Vega; la propia Schallenberg; el presidente de FEDEPORT, José Juan Socas, y responsables de medio ambiente de la Autoridad Portuaria de Las Palmas. Gobierno de Canarias
La viceconsejera recuerda que la Ley Canaria de Cambio Climático incorpora la obligación de inscribirse en el futuro Registro Canario de la Huella de Carbono para las empresas medianas y grandes, si bien insiste en que el Gobierno quiere que el tejido productivo no lo perciba como una simple imposición normativa, sino como una herramienta de gestión: «Queremos que el registro de la huella de carbono no se vea como una obligación, sino como una oportunidad para aumentar el rendimiento económico de las empresas», subraya.
Según explica, el registro será gratuito y estará abierto a todo tipo de compañías, con especial atención a las del entorno portuario, un sector que concentra gran parte de la actividad logística, energética y de transporte del Archipiélago.
Medir para ahorrar energía y reducir costes
Schallenberg insiste en que el primer paso para reducir emisiones es conocer con precisión cuál es la huella de carbono que genera cada empresa y en qué procesos se produce: «Lo primero es saber dónde estamos para luego poder tener medidas de eficiencia energética», señala, recordando que el cálculo de la huella permite identificar consumos innecesarios y mejoras en los procesos productivos.
La viceconsejera vincula directamente esta medición con la cuenta de resultados: al detectar ineficiencias energéticas, las empresas pueden reducir su factura eléctrica y su dependencia de combustibles fósiles, lo que se traduce en una mejora de la rentabilidad. «La pequeña inversión que se hace en calcular la huella de carbono se convierte en un gran beneficio económico y ambiental», apunta.
En el plano técnico, explica que la metodología distingue tres alcances: el 1 y el 2, centrados en las emisiones directas y en el consumo energético dentro de la propia empresa, y un alcance 3 más complejo, que incorpora factores externos como el modo en que llegan los trabajadores al centro de trabajo o el comportamiento de proveedores y clientes. Por ahora, el reglamento canario exigirá como mínimo los alcances 1 y 2, que Schallenberg describe como «estandarizados» y «relativamente sencillos de aplicar».
Compensar en Canarias y generar empleo local
Además de medir y reducir, el Gobierno quiere facilitar la compensación de la huella de carbono mediante proyectos desarrollados en el propio Archipiélago. Schallenberg subrayó que el registro canario incorporará una base de datos de iniciativas de compensación para que las empresas puedan elegir: «Tus emisiones son en Canarias, tu huella es en Canarias y el beneficio tiene que quedar en Canarias», defiende, frente a otros esquemas que permiten compensar en territorios alejados del lugar donde se produce el daño ambiental.
Canarias, sostiene, aspira a ser pionera en proyectos de compensación directa —como la reforestación— e indirecta, ligados a la recuperación de ecosistemas degradados o a la llamada economía azul. Recuerda que, a día de hoy, solo existe un proyecto canario inscrito en la base de datos nacional, una finca compensadora gestionada por la fundación Foresta, y anunció que el Ejecutivo prepara su propio reglamento de reforestación adaptado a la realidad insular para facilitar la puesta en marcha de nuevas iniciativas.
Las jornadas contaron con la participación del gerente de Foresta, Sergio Armas, que expuso precisamente esa primera finca compensadora del Archipiélago, y del presidente del Comité Científico sobre Cambio Climático, Aridane González, que abordó el papel de la ciencia en el diseño de estos mecanismos. Gobierno de Canarias
Barrancos, especies invasoras y carbono azul
Entre los ejemplos de compensación indirecta, Schallenberg citó la recuperación de barrancos colonizados por especies invasoras, mediante la eliminación de estas plantas y la reforestación con especies autóctonas. «Hemos perdido mucho de nuestro paisaje en barrancos llenos de especies invasoras, donde nuestras autóctonas casi han desaparecido», lamenta, al tiempo que defiende que estos proyectos permiten restaurar la biodiversidad y, a la vez, absorber CO₂.
La viceconsejera destaca también el potencial del llamado carbono azul, asociado a los ecosistemas marinos, especialmente las algas, que tienen una alta capacidad de captación de dióxido de carbono. Aunque estas líneas de trabajo se encuentran aún en fase de investigación, el Gobierno considera que pueden abrir nuevas oportunidades para la economía azul canaria, combinando protección ambiental, innovación y creación de empleo cualificado.