La concejal de Bienestar Social del Ayuntamiento capitalino, Charín González, advierte de que la capital se ha convertido en «cuello de botella» del sinhogarismo en la isla
La concejal de Bienestar Social del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, Charín González, advierte de que la capital se ha convertido en «cuello de botella» del sinhogarismo en la isla, al asumir la atención de personas sin hogar procedentes de otros municipios de Tenerife, de otras islas e incluso de la península. Según los datos que maneja el consistorio, este año se han registrado unas 700 atenciones a personas en situación de calle y el 55% de ellas declara venir de otros lugares distintos a Santa Cruz, lo que está desbordando los recursos municipales.
Santa Cruz como «cuello de botella» del sinhogarismo
González subraya que el problema no es solo la falta de vivienda o de ingresos, sino que en muchos casos está vinculado a enfermedades mentales y a la necesidad de recursos sociosanitarios que no son competencia municipal. Un 33% de las personas atendidas tiene diagnosticada una enfermedad de salud mental y entre un 12% y un 15% dispone ya de plaza sociosanitaria reconocida, pero sigue en la calle. «El Ayuntamiento de Santa Cruz está dando respuesta a problemáticas que deberían ser atendidas por otras administraciones», lamenta, reclamando al Cabildo, al Gobierno de Canarias y a los ayuntamientos de la isla que pongan recursos específicos para estas situaciones.
La concejal denuncia que muchas personas que caen en el sinhogarismo fuera de la capital acaban siendo derivadas, de forma explícita o de facto, a Santa Cruz para encontrar alojamiento y atención básica. Esto provoca, afirma, un doble perjuicio: por un lado, la saturación del albergue municipal y del resto de dispositivos; por otro, el desarraigo de quienes se ven obligados a abandonar su entorno. «Cada municipio debe contar con recursos propios o mancomunados, como marca la Ley de Servicios Sociales», insiste, y reclama que las personas puedan ser atendidas en su lugar de referencia y no tengan que trasladarse a la capital para acceder a un techo.
Un dispositivo permanente pero recursos limitados
El Ayuntamiento de Santa Cruz dispone de un servicio de atención integral a las personas sin hogar que incluye dos unidades móviles que trabajan los 365 días del año, recorriendo las calles, plazas y zonas donde pernoctan las personas sin techo. Desde ahí se hace la primera intervención, se informa de los recursos disponibles —centro municipal de acogida, centro de mínima exigencia, atención psicológica, orientación laboral— y se diseña un plan individualizado siempre que la persona acepte. Entre 2024 y 2025, 178 personas han logrado salir de la calle tras seguir estos itinerarios de acompañamiento, un dato que el área utiliza para demostrar que la intervención sostenida puede funcionar.
Sin embargo, González admite que no siempre es posible. Hay casos en que la persona rechaza los recursos porque no quiere someterse a las normas de convivencia y horarios de los centros, y otros en los que la enfermedad mental impide incluso comprender la oferta de ayuda. «Hay personas que no tienen la capacidad de decidir, se ve a simple vista que no están en condiciones, y ahí el problema principal ya no es el lugar donde duermen, sino su estado de salud», recalca, apuntando a la necesidad de dispositivos sanitarios y sociosanitarios específicos que hoy no existen o resultan claramente insuficientes.
Visibilizar el sinhogarismo y las nuevas pobrezas
En este contexto, Santa Cruz celebra la Semana Internacional de las Personas sin Hogar, alrededor del 26 de noviembre, con jornadas de puertas abiertas en el Centro Municipal de Acogida, lectura de un manifiesto por parte de los propios usuarios y distintas actividades de sensibilización. El objetivo es doble: visibilizar una realidad que «le puede pasar a cualquiera» y combatir los estereotipos que pesan sobre quienes viven en la calle, mostrando sus historias y la fragilidad de las trayectorias vitales que desembocan en el sinhogarismo.
La concejal sitúa este fenómeno dentro de un mapa más amplio de vulnerabilidad: alrededor del 20% de la población del municipio utiliza algún servicio o prestación de los servicios sociales, desde ayuda a domicilio o escuelas infantiles hasta tarjetas de alimentos o apoyo para el alquiler. No siempre se trata de personas sin ingresos; cada vez son más quienes, pese a trabajar o percibir una pensión, no llegan a fin de mes por el encarecimiento de la vivienda y de la cesta de la compra. Ante este escenario, González reivindica el papel de los ayuntamientos, «en primera línea del sistema de bienestar», pero insiste en que la solución al sinhogarismo pasa por un compromiso real de todas las administraciones y por dejar de considerar a Santa Cruz como único destino para las personas sin hogar de la isla.