Miguel Ángel Rodríguez: «Más guagua y menos coche: esa es la ciudad que queremos»

Miguel Ángel Rodríguez en los estudios de El Espejo Canario

Miguel Ángel Rodríguez en los estudios de El Espejo Canario

➤ «El transporte público va a seguir siendo muy accesible a nivel económico» ➤ «Hemos crecido un 50% en tres años y ahora toca estabilizar» ➤ «La electrificación es el camino, pero son vehículos mucho más caros»

El director general de Guaguas Municipales de Las Palmas de Gran Canaria, Miguel Ángel Rodríguez, explica que la empresa pública entra en una etapa más tranquila después de tres años de incrementos «disruptores» provocados por la gratuidad: «Hemos crecido un 50% en tres años», dice, y aclara que ese salto se produjo porque primero la demanda subió casi un 30%, luego un 17-18% y ahora se mueve en torno al 3%, un ritmo que permite adaptar la oferta sin tensiones. 

Señala que el problema de los años anteriores es que «no podemos incrementar nuestra oferta de un día para otro» y el aluvión de viajeros obligó a reorganizar flotas, servicios y personal. Ahora, con la demanda más sostenida, se propone «ir adaptándonos de una manera más orgánica» y mantener a la mayor parte de los usuarios que han probado la guagua durante la etapa gratuita. 

Rodríguez admite que existe una incertidumbre sobre cómo quedará la política estatal de ayudas al transporte, pero subraya que la Autoridad del Transporte ya les ha trasladado que «los bonos residentes van a seguir existiendo» y que los precios «van a seguir siendo muy asequibles». No espera una caída brusca de viajeros aunque cambie el modelo de gratuidad porque, una vez que la ciudadanía descubre las ventajas de moverse en guagua, suele mantenerse. A lo sumo, prevé que algunos trayectos muy cortos vuelvan a hacerse a pie. 

Más accesible y más visible en la ciudad

El responsable de Guaguas remarca que la empresa está transportando ya una media de 4,5 millones de viajeros al mes y que en octubre volvió a superar los cinco millones, con un día punta de 205.000 desplazamientos. «Estamos contribuyendo a hacer la ciudad más habitable», afirma, porque ese volumen de viajeros debería traducirse en menos coches en la calle, menos retenciones y una movilidad más ordenada. Su modelo de ciudad es claro: «más guagua y menos coche», en línea con lo que se hace «en toda Europa y en todos los sitios civilizados», donde se prioriza caminar, la bici, el patinete regulado y, sobre todo, el transporte colectivo. Recuerda, además, que la publicidad exterior de las guaguas se ha convertido en un soporte muy demandado porque los vehículos están presentes todo el día en la vía pública y las vallas se han ido retirando. 

En paralelo, Guaguas mantiene colaboración con campañas institucionales, como la de sensibilización contra la violencia de género, porque «somos una parte de la sociedad» y los vehículos son un escaparate que funciona. Son acciones sin fin de lucro que la empresa asume como parte de su compromiso con la ciudad. También ahí, dice, se trata de aprovechar un servicio público para difundir mensajes de interés general. 

Electrificación paso a paso

Rodríguez sitúa la sostenibilidad como otro de los ejes de la empresa. «Dentro de la política de sostenibilidad que tenemos, uno de los puntos importantes es ir hacia vehículos sin emisiones», señala. Ahora mismo Guaguas dispone de 15 guaguas eléctricas —4 financiadas con fondos Next Generation, una más antigua y 10 que acaban de llegar— y ya ha instalado ocho puntos de recarga en sus cocheras, con capacidad eléctrica para seguir creciendo hasta 3 MW. La idea es desplegar estos vehículos en barrios como La Isleta o el Cono Sur, donde las calles son más estrechas, gracias a modelos de 10 metros y 2,34 de ancho que permiten maniobrar mejor. 

Pero el director general no esconde el problema central: «son mucho más caras estas guaguas». Un vehículo eléctrico de 10 metros cuesta alrededor de 550.000 euros, frente a los 300.000 de una guagua convencional, y las de 18 metros pueden llegar a 650.000. Aun así, la empresa ha decidido mantener internamente el mantenimiento de toda la flota eléctrica porque, dice, «los más especializados que vamos a ver aquí, por lo menos en Gran Canaria, sobre vehículos industriales eléctricos, vamos a ser nosotros», ya que concentran todas las marcas en sus talleres. Es una forma de controlar costes y de asegurarse de que la transición energética se hace al ritmo que permiten las cuentas públicas. La meta, en cualquier caso, se mantiene: «que la gente lo tenga claro: cada vez más guagua y menos coche».