El testamento vital, un instrumento cada vez más utilizado en Canarias

Taller sobre últimas voluntades organizado por el Gobierno canario | Foto: Gobcan

Taller sobre últimas voluntades organizado por el Gobierno canario | Foto: Gobcan

La responsable del Registro de Manifestaciones Anticipadas de Voluntad en la provincia de Las Palmas, Ana Isabel Lorenzo, recuerda que ningún familiar puede revocar las instrucciones previas: «es un derecho personalísimo».

La responsable del Registro de Manifestaciones Anticipadas de Voluntad en la provincia de Las Palmas, Ana Isabel Lorenzo, explica en El Espejo Canario cómo se formaliza el llamado testamento vital, quién puede otorgarlo, de qué manera accede el personal sanitario a su contenido y por qué las inscripciones están creciendo con rapidez en los últimos años. También detalla los teléfonos a los que puede llamarse para pedir cita ordinaria o urgente. 

Las manifestaciones anticipadas de voluntad—también conocidas como instrucciones previas o testamento vital—son documentos en los que una persona mayor de edad y con capacidad suficiente deja por escrito qué tratamientos sanitarios desea o no desea recibir si, llegado el momento, no pudiera expresarlo por sí misma. «Se trata de que el personal sanitario conozca qué decidió esa persona y lo lleve a efecto», resume Lorenzo. 

Quién puede otorgarlas

Pueden formularlas las personas mayores de edad con plena capacidad para decidir en el ámbito sanitario. No cabe que otro lo haga en su nombre: «Nadie puede tomar decisiones ni otorgar un documento en nombre de esa persona cuando ha perdido la capacidad para manifestar su voluntad», advierte. De ahí la recomendación de tramitarlo con antelación y sosiego, antes de que una enfermedad o un accidente limiten la autonomía. 

Tres vías para formalizarlas

Según explica la responsable del registro, existen tres modalidades. La primera, y más frecuente, es ante funcionario o funcionaria habilitada del propio Registro de Manifestaciones Anticipadas de Voluntad, en el que basta pedir cita en el 012 y acudir el día señalado con el DNI. 

La segunda es ante notario, gracias a un convenio con el Colegio Notarial de Canarias, el otorgamiento no tiene coste para el interesado y el registro emite una autorización y el notario remite la copia autorizada para su inscripción.

Finalmente, ante tres testigos mayores de edad, con plena capacidad, que no estén vinculados por matrimonio o relación análoga, ni por parentesco hasta segundo grado, ni por relación laboral, patrimonial o de servicio con el otorgante. 

Registro y acceso en la historia clínica

Cuando el documento se firma ante funcionario, la inscripción se realiza «el mismo día»: se escanea y se incorpora al Registro, de modo que queda accesible desde la Historia Clínica Electrónica de los centros públicos. En los casos de notaría o testigos, la inscripción se efectúa en cuanto el Registro recibe la documentación. Desde ese momento, si el paciente no puede comunicarse, el personal sanitario puede consultar sus instrucciones. 

Cambios y revocación: siempre posibles

El contenido puede modificarse o revocarse «en cualquier momento» y por cualquiera de las tres vías descritas. «Las personas cambiamos de opinión», señala Lorenzo; por eso es posible introducir matices, eliminar o añadir instrucciones, o dejar sin efecto el documento. Lo que no es posible es que un tercero, por muy cercano que sea, deshaga lo decidido: «Es un derecho personalísimo reconocido por la Ley de Autonomía del Paciente y por el Estatuto de Autonomía de Canarias; ningún familiar puede revocarlo ni oponerse a su aplicación». 

Cuando ya no hay capacidad, no hay atajos

La frontera es clara: si la persona ha perdido la capacidad de decidir o de comunicarse, «no se puede bordear» el requisito de otorgar el documento por sí misma. No cabe, por tanto, la firma por representación ni la sustitución de la voluntad. De nuevo, la premisa es prevenir: formalizar el testamento vital mientras exista plena capacidad. 

Una demanda en alza

El interés ciudadano crece con fuerza. En la provincia de Las Palmas, hasta 2020 constaban 3.102 inscripciones; desde 2021 «ya vamos por 8.458», un salto que evidencia la preocupación de la población por dejar claras sus preferencias en situaciones críticas. «La demanda cada vez es mayor y sigue incrementándose», apunta Lorenzo.