Esther Torrado «La pornografía es una fábrica de agresores sexuales»

E>sther Torrado en los estudios de El Espejo Canario

E>sther Torrado en los estudios de El Espejo Canario

➤ «El sexo es bueno y placentero, pero sobre todo si es igualitario» ➤ «La infancia no se toca; los menores son patrimonio de la humanidad.» ➤ «Se contemplan medidas para abolir, no solamente el sistema prostitucional, sino la pornografía.»

La socióloga y trabajadora social Esther Torrado, profesora titular del Departamento de Sociología y Antropología de la Universidad de La Laguna y directora del Grupo de Investigación VIOSEX, alerta en El Espejo Canario del impacto del porno violento en la socialización sexual de niñas, niños y adolescentes. «La pornografía lo que está generando es fábrica de agresores sexuales», afirma, y reclama una respuesta legal y educativa coordinada para frenar una exposición que, asegura, alcanza hoy a toda la juventud conectada. 

Una guía nacida de años de investigación

Torrado explica que la «Guía Andrea», elaborada por Biosex con la asociación estatal Aplec y en colaboración con el Ministerio de Igualdad, no es un manual más, sino «el resultado de muchos años de investigación sobre violencia sexual». Su objetivo, subraya, es orientar a familias y educadores «sin generar terror sexual», recordando que «el sexo es bueno y placentero, pero sobre todo si es igualitario». 

La pornografía como “escuela de desigualdad”

Según la investigadora, el porno en abierto y de acceso gratuito «es actualmente una escuela de desigualdad» donde «aparecen mujeres altamente hipersexualizadas y cosificadas». Habla de «violencia simbólica y representativa» y sostiene que «la pornografía es el marketing de otro tipo de actividades como es la prostitución», con conexiones con redes de trata y crimen organizado. 

Acceso temprano y efectos en la socialización

Torrado enfatiza que «la accesibilidad en estos momentos es al 100%» y que el contacto comienza en edades «de 8 o 10 años», cuando «el cerebro de un niño o una niña no está preparado para ver» esas imágenes. Advierte de que la exposición continuada tiende a imitarse y condiciona la vida sexual futura: «si esas prácticas que aprenden en el porno no las pueden representar con sus iguales, intentarán acceder de otras formas». 

Más delitos sexuales entre menores

La profesora relaciona el consumo precoz de porno violento con el incremento de agresiones sexuales: «vemos en los estudios nacionales cómo en nuestro país se ha incrementado la violencia sexual» y cita la memoria de la Fiscalía de 2024, que «corrobora» 3.283 delitos de violencia sexual cometidos por menores, «incrementándose en un 3%». «Nada es casual», insiste. 

El defensa de una ley integral

Torrado defiende aprobar una ley integral «como están haciendo otros países, como Francia, Suecia o Noruega», enfocada a la prevención y a la reducción de víctimas. Recuerda un anteproyecto («la LOA») presentado por varias organizaciones, «que todavía no ha recibido respuesta», y que «contempla medidas para abolir, no solamente el sistema prostitucional, sino la pornografía». «Está complicado, pero no es imposible», sostiene. 

El papel de las familias y la escuela

No se trata de demonizar la tecnología —«en sí misma es buena»—, sino de marcar límites por edades: «un niño o una niña con 8, 10, 12 años no está formado para tener un espíritu crítico». Recomienda no comprar móviles a esas edades y activar controles parentales en adolescentes. Propone recuperar «escuelas de padres y madres», ahora también en formato online, y desarrollar unidades didácticas específicas con «expertos y expertas, no chamanes». 

Móviles y aprendizaje

Torrado respalda las restricciones al móvil en las aulas por razones que trascienden el acceso al porno: «dificulta el aprendizaje, la observación, el análisis» y mantiene a los estudiantes «desconectados permanentemente y conectados a las redes sociales». Destaca que varias comunidades autónomas ya prohíben su uso en institutos. 

Contra el acoso, medidas efectivas

La investigadora rechaza «acosar» a las plataformas —«yo me he sentido acosada y no es bueno»— y apuesta por «establecer medidas de control». Advierte, además, de que cualquier respuesta a la pornografía debe ir acompañada de políticas contra la prostitución y la trata, porque «van vinculadas» y operan en mercados globales: «un pibe de Lima puede estar viendo la misma pornografía violenta que un pibe de Tacoronte». 

Más allá de gustos o debates morales, Torrado apela a un principio: «la infancia no se toca». «Los menores son patrimonio de la humanidad» y requieren «máxima protección» en las leyes y en la práctica diaria. Su conclusión es un llamamiento a «insistir y persistir» desde la ciencia y la conciencia: formación, educación afectivo-sexual de calidad, límites claros y una ley que ponga freno a un fenómeno que, afirma, está dañando el presente y el futuro de adolescentes y jóvenes.