El presidente de CEOE Tenerife, Pedro Alfonso, indica que el absentismo ya no es un problema estadístico, «sino un lastre real para el crecimiento».
El presidente de CEOE Tenerife, Pedro Alfonso, alerta sobre el impacto del absentismo laboral en el archipiélago, que alcanza ya el 8% de la capacidad laboral y supone un freno para la productividad y la competitividad de la región. Los datos, difundidos por la Asociación de Mutuas de Accidentes de Trabajo (AMAT), confirman que el problema se ha convertido en estructural y exige una respuesta inmediata y coordinada.
Un incremento sin precedentes
Según las cifras recopiladas, los procesos de incapacidad temporal por contingencias comunes se duplicaron entre 2020 y 2024 en Canarias, pasando de 109.258 a 228.980, un aumento del 109,6%, frente al 82,9% registrado en el conjunto de España
La duración media de las bajas confirma la brecha con el resto del país: en 2024, en Santa Cruz de Tenerife se alcanzaron los 61,3 días de media, casi veinte más que en el conjunto nacional (42,5). Mientras en España la duración cayó un 20,9% desde 2020, en la provincia apenas se redujo un 16,9%.
«Con estos resultados podemos certificar que hay 78.000 trabajadores que no acuden ni un solo día a su puesto durante el año», afirma Pedro Alfonso. «Esto supone una pérdida del 8% de capacidad laboral en el archipiélago y un freno real a la mejora de la economía»
Un coste económico insostenible
El absentismo en Canarias equivale a que 78.364 trabajadores no acudieran ni un solo día al trabajo durante todo el año. Solo en la provincia de Santa Cruz de Tenerife, el coste total de las incapacidades temporales por contingencias comunes se disparó un 74,7%, hasta alcanzar 619,5 millones de euros en 2024.
A nivel regional, la factura supera los 1.300 millones de euros, repartidos casi a partes iguales entre la Seguridad Social (672,5 millones) y las empresas (631,5 millones). «Esta doble carga compromete tanto la competitividad de las empresas como la capacidad de las arcas públicas para atender otras prioridades sociales», subraya el presidente de la patronal tinerfeña
Contingencias comunes, el gran agujero negro
Los datos muestran una fuerte caída en las bajas por contingencias profesionales, que descendieron un 65% entre 2020 y 2024 gracias a la Ley de Prevención de Riesgos Laborales. Sin embargo, las bajas por contingencias comunes —enfermedades no relacionadas con la actividad laboral— se han disparado un 105% en el mismo periodo y ya suponen más del 92% de todas las bajas en Canarias.
Los sectores más afectados son la hostelería, con 37.754 bajas (+242,5%); el comercio, con 27.454 (+69,4%); y las actividades sanitarias y de servicios sociales, con 27.405 (+78,0%). Porcentualmente, destacan los incrementos en el alojamiento turístico (+380,7%), el transporte aéreo (+206,2%) y los servicios sociales sin alojamiento (+201,4%).
«El absentismo laboral ya no es un problema exclusivamente de las empresas», insiste Alfonso. «Es un lastre real para el crecimiento y el futuro de Canarias»
Ineficiencias en la gestión sanitaria
Otro de los factores que agravan el problema es la brecha en la gestión de las bajas. Para las mismas patologías traumatológicas, el Servicio Canario de Salud tarda 45 días más en resolver una baja por contingencia común que una mutua en contingencia profesional. El retraso, advierte la patronal, no responde a razones médicas, sino a listas de espera, demoras diagnósticas y trámites burocráticos que cronifican el absentismo
«Es el momento de actuar con responsabilidad»
CEOE Tenerife considera imprescindible situar el absentismo en el centro del debate público sobre productividad. «El tiempo de los diagnósticos ya ha pasado, es el momento de actuar con responsabilidad», reclama Alfonso.
Entre las medidas propuestas destacan reforzar la gestión de las contingencias comunes con mayor colaboración entre Seguridad Social, Servicio Canario de Salud, mutuas y empresas; reducir las listas de espera y agilizar los diagnósticos; incentivar la reincorporación temprana y segura del trabajador mediante programas de adaptación progresiva; ajustar los presupuestos al coste real de las contingencias e impulsar campañas de sensibilización que refuercen la corresponsabilidad entre trabajadores, administraciones y empresas.
Un problema estructural
La patronal tinerfeña concluye que la magnitud del absentismo lo ha convertido en un problema estructural que amenaza la sostenibilidad económica y social del archipiélago. «Si no actuamos con urgencia y de manera coordinada, la pérdida de productividad seguirá erosionando la capacidad de las empresas para generar empleo y riqueza, comprometiendo la competitividad y el futuro de toda la región», advierte Alfonso.