➤ «La UNESCO puede venir en un momento determinado y quitarnos la categoría de Patrimonio de la Humanidad, como ha pasado en otras partes del mundo.» ➤ «El 80% del dossier que se envió a la Unesco para la declaración de Risco Caído es mío: son mis textos, mis fotos, mi trabajo.» ➤ «Esto es una dictadura encubierta: te dejan morir administrativamente, te paran los proyectos sin explicaciones, y crean un ambiente de sospecha hacia ti.»
Julio Cuenca, impulsor del proyecto que llevó a Risco Caído a ser declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2019, asegura que ha sido víctima de una «persecución política y profesional sin precedentes» por parte del presidente del Cabildo de Gran Canaria, Antonio Morales. Según Cuenca, tras haber liderado durante años la investigación científica y la estrategia patrimonial del yacimiento, fue apartado del proyecto en cuanto este alcanzó el reconocimiento internacional. «Jamás en la historia del Cabildo se había producido un caso semejante», afirma.
La raíz del conflicto estaría, según sus palabras, en la apropiación política del patrimonio. Cuenca denuncia que Morales arrebató a la Consejería de Cultura las competencias sobre patrimonio histórico para centralizarlas en la Presidencia del Cabildo, y que desoyó las recomendaciones de la UNESCO sobre la gestión del sitio. «Se sustituyó la fundación pública prevista, participativa y transparente, por un instituto opaco y controlado directamente por él», explica.
Riesgo de perder la declaración de Patrimonio Mundial
El investigador advierte que la gestión actual pone en peligro el estatus internacional de Risco Caído. «La UNESCO puede retirarlo si no se cumplen sus directrices, como ya ha ocurrido en otros lugares», señala. Entre las deficiencias, destaca que se ha ignorado el plan estratégico que él mismo redactó, donde se proponían medidas de protección y conservación de los yacimientos antes de iniciar nuevas excavaciones.
«Han comenzado a excavar sin tener los planes directores ni una hoja de ruta. Y eso implica destruir el depósito arqueológico sin necesidad, cuando hoy existen tecnologías no invasivas mucho más avanzadas», argumenta Cuenca. El riesgo es, a su juicio, doble: por un lado, la pérdida del patrimonio tangible, y por otro, la turistificación descontrolada de áreas como Tejeda y el Roque Nublo.
Saqueo patrimonial y ausencia de gobernanza local
Cuenca denuncia que la gestión ha dado la espalda a los municipios implicados. «Se ha dejado fuera a Tejeda y Artenara, que eran los principales beneficiarios del reconocimiento. La UNESCO exigía generar oportunidades económicas en estas zonas despobladas, pero no se ha hecho nada». Y añade: «Aquí los alcaldes no protestan porque tienen miedo. El Cabildo ha creado un sistema clientelar que castiga al que discrepa».
En este contexto, critica el traslado de vestigios arqueológicos a museos o universidades sin una justificación científica real: «Lo que da valor a un yacimiento funerario es precisamente conservarlo intacto. Nosotros trazamos una línea roja: no se toca una cueva más de enterramiento». Para Cuenca, lo que ocurre hoy es una forma de «saqueo» institucionalizado.
El conflicto con Chira-Soria como detonante
El arqueólogo vincula su marginación a su activismo ambiental contra el proyecto hidroeléctrico de Chira-Soria. En 2015, él y otros setenta expertos firmaron una carta dirigida a Morales solicitando un debate público sobre el impacto ambiental de la obra. «A partir de ahí, me fue apartando. Me han parado todos los proyectos de investigación sin explicación alguna».
Cuenca considera que existe un patrón de represión institucional: «Te dejan morir administrativamente, no te renuevan los proyectos y crean un ambiente de sospecha hacia ti». Y acusa a Morales de aplicar una lógica de «dictadura encubierta» en la gestión pública: «Esto es lo que se comentaba en Agüimes cuando era alcalde: si te enfrentabas a él, iban a por ti o por tu entorno».
El origen del proyecto y la manipulación del relato
Julio Cuenca reivindica que el proyecto de Risco Caído comenzó en 2012, bajo la presidencia de Bravo de Laguna, y no con la llegada de Morales en 2015. Recuerda una visita al santuario al amanecer del solsticio de verano como el punto de partida: «Allí, con toda la prensa presente, se propuso declarar Patrimonio Mundial este ámbito». Y añade: «El 80% del dossier enviado a la UNESCO es mío, con mis textos y mis fotos. Morales solo se sumó después».
El arqueólogo lamenta que se haya intentado borrar su papel del relato oficial, algo que califica de «mezquino»: «Hasta me niega públicamente. Pero fue él quien se abrazó a mí llorando en Bakú cuando recibimos el reconocimiento». Según Cuenca, lo que hay detrás es una estrategia de propaganda institucional: «Hay campañas de comunicación muy bien pagadas para ensalzar su figura y silenciar a quienes disentimos».
Una voz silenciada que no se resigna
Pese a todo, Julio Cuenca afirma que no se rendirá. Como presidente de la plataforma Salvar Chira-Soria, mantiene su compromiso con la defensa del patrimonio natural y cultural de Gran Canaria. Y concluye: «No se puede seguir actuando con arrogancia sobre algo que es de todos. El patrimonio no puede estar al servicio de una agenda política personal».