La cirugía mínimamente invasiva: menos dolor, menos riesgos y una recuperación más rápida

Los doctores Delgado y Pons en Hospitales Universitarios San Roque | Foto: HUSR

Los doctores Delgado y Pons en Hospitales Universitarios San Roque | Foto: HUSR

Francisco Delgado, especialista en Neurocirugía del equipo de Hospitales Universitarios San Roque, explica los beneficios de una técnica que transforma la manera de tratar enfermedades de la columna.

Operarse de la espalda ya no tiene por qué implicar grandes incisiones, largos días de ingreso y dolor prolongado. Las técnicas de cirugía mínimamente invasiva están revolucionando el tratamiento de las patologías vertebrales más comunes. El doctor Francisco Delgado, integrante del equipo de Neurocirugía de Hospitales Universitarios San Roque, lo resume así: «Se trata de intervenir con la máxima precisión y el mínimo daño posible».

Este tipo de cirugías se realizan a través de incisiones muy pequeñas —apenas de dos o tres centímetros— y respetando al máximo las estructuras musculares, los ligamentos y los tejidos estabilizadores de la columna. El resultado: menos sangrado, menos dolor postoperatorio, y una reincorporación más rápida a la vida diaria.

Tecnología al servicio del paciente

Para que esta técnica sea viable, el apoyo tecnológico es imprescindible. En los quirófanos de HUSR, el equipo de Neurocirugía dispone de herramientas de última generación: microscopios quirúrgicos, gafas lupa con visión aumentada, sistemas de radiología intraoperatoria y separadores tubulares diseñados específicamente para cirugía mínimamente invasiva. «Podemos operar con un nivel de precisión milimétrica», explica Delgado.

Pero advierte: «No basta con tener tecnología. La clave está en saber aplicarla con criterio quirúrgico y en manos experimentadas». En ese sentido, destaca la trayectoria del jefe del servicio, el doctor Pons, con más de 15 años de experiencia en este tipo de intervenciones.

Indicaciones, límites y beneficios

Esta técnica está especialmente indicada para hernias discales, estenosis de canal, espondilolistesis de bajo grado o fracturas estables. También puede utilizarse en procedimientos de fijación vertebral, donde los implantes se colocan por vía percutánea. Pero no todos los pacientes son candidatos: «En casos de obesidad, reintervenciones complejas o patologías que requieren amplias exposiciones, preferimos recurrir a abordajes tradicionales», aclara Delgado.

Cuando es viable, los beneficios son claros: el paciente puede levantarse el mismo día de la intervención, y en la mayoría de los casos recibe el alta en 24 o 48 horas. «Al haber menos dolor y daño muscular, se reduce el tiempo de baja laboral y se acelera el regreso a una vida activa».

Seguridad, confianza y honestidad

¿Son seguras estas técnicas? «Absolutamente», responde Delgado. De hecho, algunos estudios muestran que tienen tasas de complicaciones incluso menores que la cirugía abierta convencional. El uso de microscopios, imagen guiada y técnicas de mínima agresión contribuyen a reducir el riesgo de infecciones, sangrado o inestabilidad vertebral.

Pero más allá de la técnica, Delgado insiste en el valor del acompañamiento humano: «El miedo a operarse es natural. Por eso en consulta hablamos honestamente con el paciente, explicamos con imágenes su situación y detallamos qué se va a hacer. Solo con confianza y claridad puede afrontarse una intervención con seguridad y tranquilidad».

Un enfoque personalizado

En Hospitales Universitarios San Roque, las valoraciones son integrales. Se analiza cada caso con resonancias, se realiza exploración clínica y se estudian todas las opciones: tratamiento conservador, rehabilitación o cirugía. «No damos soluciones estándar, sino respuestas personalizadas. Porque no hay dos columnas iguales, ni dos pacientes con la misma historia clínica».

Delgado concluye con una premisa que resume la filosofía de su equipo: «El objetivo no es solo operar bien, sino lograr que el paciente recupere su vida con la mejor calidad posible, en el menor tiempo y con la mayor seguridad». Y eso, asegura, es posible gracias a la cirugía mínimamente invasiva.