Elena Pisos Álamo, médica de la Unidad de Enfermedades Infecciosas y Medicina Tropical y profesora asociada de la ULPGC, recuerda que aunque quienes migran son personas sanas, «la travesía destruye su salud».
El Hospital Insular de Gran Canaria atiende desde hace años a personas migrantes que llegan en condiciones sanitarias extremas tras atravesar el océano Atlántico en pateras. La doctora Elena Pisos Álamo, médica de la Unidad de Enfermedades Infecciosas y Medicina Tropical y profesora asociada de la ULPGC, señala que la comunidad médica canaria comienza a denominar «síndrome de patera» a un conjunto de afecciones frecuentes entre quienes arriban a las islas. Este concepto clínico permite atender con mayor eficacia y rapidez cuadros graves que pueden derivar en complicaciones permanentes si no se tratan de inmediato.
Deshidratación, rabdomiólisis y heridas infectadas
El «síndrome de patera» incluye patologías desarrolladas o agravadas durante la travesía, como deshidratación severa, rabdomiólisis (necrosis muscular que puede dañar el riñón), hipotermia y lesiones infectadas. Pisos afirma: «El problema más frecuente es la afectación de piel y tejidos blandos, a menudo con heridas profundas contaminadas por aguas con combustible, orina y heces». El prolongado encierro en embarcaciones sobrecargadas, sin agua potable ni comida, y la costumbre de atar a los migrantes para evitar vuelcos, favorecen estas lesiones.
Migrantes jóvenes y sanos, pero devastados por el viaje
«La mayoría son personas sanas, sin enfermedades de base», subraya la doctora. Por ello, los efectos de la travesía constituyen una agresión directa y primaria sobre sus cuerpos. Las infecciones cutáneas, los edemas en las piernas por inmovilidad forzada y la exposición al frío extremo configuran un perfil clínico repetido. «Lo que atendemos son daños adquiridos durante el trayecto, no enfermedades traídas desde sus países de origen», insiste Pisos.
Mejores diagnósticos, menos amputaciones
El conocimiento de este síndrome permite intervenir precozmente. «Ahora evitamos amputaciones mayores que antes eran frecuentes», afirma la médica. El hospital ha logrado reducir de forma drástica las intervenciones mutilantes gracias a un protocolo basado en la experiencia acumulada desde la crisis migratoria de 2004. «Conocemos qué buscar, cómo actuar y qué medidas aplicar desde urgencias», explica. En muchos casos, la intervención quirúrgica temprana evita consecuencias más traumáticas.
Un fenómeno creciente y un reto sanitario constante
En 2024 llegaron a Canarias más de 60.000 migrantes. El 2% o 3% de ellos necesita hospitalización. «Las embarcaciones son cada vez más pequeñas y viajan con más personas», describe Pisos. Los migrantes, atados y hacinados, apenas se pueden mover. Este hacinamiento aumenta los riesgos de lesiones musculares graves y heridas infectadas. En estas condiciones, la prevención es imposible, y la atención sanitaria urgente, esencial.
Humanidad frente al trauma
Además del tratamiento físico, muchos pacientes muestran signos de estrés postraumático. «Se sorprenden de la cercanía y amabilidad del personal sanitario», relata la doctora. Esta atención, junto al abordaje clínico preciso, permite no sólo curar sus cuerpos, sino también restaurar parte de su dignidad tras una experiencia profundamente lesiva. La investigación sobre el síndrome de patera, publicada en Medicina Clínica, es un paso crucial para visibilizar y mejorar la respuesta médica ante una realidad dramática y aún poco conocida.