La alcaldesa de San Bartolomé de Tirajana dice que Servicios Sociales está haciendo un gran esfuerzo para responder a “la gran demanda de personas que están pidiendo lo básico, que es comer”.
El municipio turístico de San Bartolomé de Tirajana no es ajeno a la grave crisis económica que se vive en este país a consencuencia de la pandemia del Covid-19. Su alcaldesa, Conchi Narváez, confirma algo que ya corroboran todos los departamentos de Servicios Sociales de los Ayuntamientos, que el perfil de los demandantes de ayudas ha cambiado. "Hay gente que antes vivía al día, pero que ahora se ha quedado sin ingresos". En tal sentido, la alcaldesa reconoce que "es bestial la demanda de vales de alimentación", y que por ello se está haciendo un esfuerzo enorme para intentar responder "a la gran demanda de personas que están pidiendo lo básico, que es comer".
La alcaldesa asegura que los vales de alimentación que se entregan a través de Servicios Sociales, y que te permiten comprar una cantidad de productos de primera necesidad en los supermercados, se han agotado y ya están preparando nuevas entregas. Para la primera edil de San Bartolomé las ayudas a las famililas vulnerables es la primera medida que hay que tomar a la espera de que vuelva nuevamente la actividad económica.
Proteger las Dunas de Maspalomas
El Ayuntamiennto de San Bartolomé, junto al Cabildo de Gran Canaria y los agentes turísticos están estudiando la posibilidad de dar mayor grado de protección y viigilancia a las Dunas de Maspalomas, uno de los enclaves medioambientales y turísticos más importantes del país. Y es que el confinamiento que estamos viviendo con el estado de alarma ha permitido la regeneración de la zona, de sus ondulaciones, ante la degradación lógica que provocaba la acción del hombre antes de la cuarentena.
Las Dunas de Maspalomas muestran en estos días, según los expertos, una imágen similar a la que existía 50 años atrás. La alcaldesa señala que "habrá que plantearse si no prohibir (la visita a la zona) si una mayor vigilancia". El área de las Dunas de Maspalomas ocupa una extensión de 400 hectáreas y la idea que barajan ambas administraciones y el sector es establecer una zona de exclusión, potenciar la información sobre este paraje natural e incrementar la vigilancia para que se cumplan las normas de conservación.