Pepe Naranjo: “En España no ha habido gestión de los flujos migratorios, sino represión en la frontera”

José Naranjo | Foto: Juan Luis Rodríguez

José Naranjo | Foto: Juan Luis Rodríguez

El periodista especializado en África recuerda la responsabilidad de los medios de comunicación en la imagen que se transmite de este fenómeno.

El periodista Pepe Naranjo considera que se han perdido diez años en la gestión de la inmigración en Canarias, pues desde las masivas llegadas de los años 2005-2007, “no existe una mínima red de acogida con lugares dignos”. Estima que el error de partida ha sido creer que con unas patrulleras en las costas de Marruecos y Mauritania, el fenómeno se había llegado a controlar: “Está claro que quienes lo previeron así se equivocaron”.

Historia de una mala gestión

Naranjo señala que el incremento de la llegada de inmigrantes crea unas dinámicas sociales que en algún punto pueden estimular el incremento de la xenofobia. Estima que, en primer lugar, hay que culpar a las autoridades, en este caso el Gobierno central, que “no ha sido capaz de arbitrar los medios para evitar la vulneración de derechos y el espectáculo de ver gente durmiendo en los muelles. Esa es una responsabilidad clara y directa”. Ahora bien, entiende que, como sociedad, los medios tienen que entonar el mea culpa y mirarse “el ombligo”: “Tendríamos que hacer más sensibilización y explicar bien el origen” del fenómeno, como el hecho de que catorce de los países más pobres del mundo están muy cerca de Canarias: “Es un fenómeno que no se va a poder parar”.

Represión en la frontera

Denuncia que en España no ha habido nunca una gestión de los flujos migratorios, sino represión en la frontera. En ese contexto, muchos periodistas han puesto el foco en lo que sucede en las fronteras, “incluso con buena intención de denuncia”, pero si es lo único que se cuenta se traslada una idea que estimula el discurso de la invasión. Considera preciso que se informe también de los flujos de inmigrantes para hacerse cargo de puestos de trabajo, que han salvado cultivos como los de la fresa en Huelva: “No convirtamos este hecho en un problema. Las sociedades que han acogido inmigrantes siempre han salido adelante”.

Barcos nodriza sin demostrar

Sobre la posible existencia de barcos nodriza que ayuden a llegar a los inmigrantes a Canarias, Naranjo señala que, hasta ahora ha resultado infructuoso el empeño de encontrar estructuras organizadas y mafiosas que trafican con las personas: “Ha sido una constante en este cuarto de siglo, aunque es verdad que hay gente que se lucra con todo esto y se aprovecha de la miseria ajena”. 

Pero insiste en que en todos estos años no se ha descubierto ninguna gran organización, ni ninguna prueba “real y palpable”. Asegura que la llegada de polizones a Canarias en barcos de pesca y barcos chatarra ha sido una constante, e incluso es posible que alguno pueda remolcar “puntualmente” a un cayuco, “pero de forma sistemática nunca se ha demostrado”. Considera que, sin embargo, la teoría de los barcos nodriza ha servido a “algunos y algunas” como leitmotiv de sus reivindicaciones.

Covid-19 en África

Apunta que la inmigración forma parte de la batería de herramientas de Marruecos en las negociaciones con España y la Unión Europea “que son muy complejas”. Señala que el país alauí tiene ahora un “problemón” con el coronavirus, pues es el segundo país con más casos acumulados y con el mayor crecimiento. Además, tiene una bolsa de población subsahariana importante.

Sin embargo, África es, junto con Oceanía, el continente con menos casos de covid-19, sin gran afectación salvo en países como Sudáfrica, con más de la mitad de los casos, Egipto, Etiopía y Nigeria. Naranjo lo achaca a que se reaccionó muy rápido, con el cierre de fronteras y a la menor conectividad, además de la experiencia acumulada en el continente en materia de Salud Pública. Considera posible que exista algún tipo de inmunidad derivado de la circulación de otros coronavirus en la región, la mayor presencia de vitamina D en el organismo de los africanos, debido a la mayor exposición al sol, o el uso de fármacos contra el paludismo.